La noticia del año


Damas, caballeros, lectores todos, he de lamentar una grandísima pérdida. Me explicaré.

Hace pocos días, leí con gran placer y muchísima admiración la que consideré, sin ningún género de duda, la noticia del día, con ánimo de serlo también de la semana, del mes y del año. La noticia me produjo esa íntima emoción, esa súbita estupefacción, ese destello de alarma que provocan las más grandes e inesperadas noticias.

Decía la noticia que una excursión de abuelitos del IMSERSO al Parque de la Naturaleza de Cabárceno (Cantabria) un poco más y no acaba en tragedia. La culpa había que atribuirla a un hipopótamo. 


Ahí temí lo peor. Porque, no sé si lo saben, el hipopótamo es un mamífero peligrosísimo. Mata a más seres humanos en África que el cocodrilo, en cualquiera de sus variantes. Es un animal malhumorado, grosero, impaciente, que embiste y ataca con ferocidad a cualquiera que se entrometa en sus asuntos o se le acerque demasiado, queriendo o sin querer, lo que ha provocado toda clase de disgustos a los que frecuentan su hábitat. Temía, pues, que el hipopótamo hubiera embestido a los viejecitos y ocasionado una matanza entre los mismos. Pero, no. El hipopótamo se había limitado a tirarse un pedo.

Un pedo. Tal cual. Se tiró un enorme y sonoro pedo, decía la noticia, y al instante tres de los abuelitos, en primera línea del disparo, cayeron fulminados por las emanaciones gaseosas del gigantesco estómago hipopotámico. ¡Pam! y tres abuelitos prácticamente asfixiados, que, gracias a Dios, pudieron recuperarse de la intoxicación así les dieron un poco de oxígeno y los sacaron de la zona afectada por el cuesco.

Contaba el magnífico relato que el cuidador de semejante bestia dijo que el hipopótamo llevaba unos días con retortijones y flatulencias y que... En fin, liberó sus males en un peer monumental que se llevó por delante las ánimas del personal.

Ya me frotaba yo las manos queriendo comentar semejante noticia, tan buena se mirase por donde se mirase, cuando llegó a mis manos la confirmación de su falsedad. ¡No era cierta! El hipopótamo, en efecto, se tiró y sigue tirándose sonoros pedos, pero ninguno provocó el efecto descrito. La noticia, me cuentan, se publicó en un medio humorístico llamado Aquí Hay Noticia.

Más exactamente, aquí:

Pero la noticia saltó a la prensa, que la tomó por buena y la publicó acto seguido. Tal cual.

En fin... Que no era cierto. Pero ¡qué risas!

No hay comentarios:

Publicar un comentario