Es la hora de los lectores



Comienzo a recibir fotografías de mis lectores. ¡Ya tengo el libro!, me dicen, y parecen contentos.

No es para menos. Ha llegado su hora, la de leer, y después de su lectura llegará la sentencia. 

El autor sufre por la sentencia (¡no va a sufrir!), pero también porque su criatura ya ha abandonado el nido. Ya no le pertenece. Bueno, sí, los derechos de autor todavía le pertenecen (lo que queda después de Hacienda, agentes literarios y gastos varios), pero la obra... La obra ya no. La obra ya tiene vida propia. Se pasea por las librerías y se ofrece al primero que pasa, la muy golfa. 

Es una sensación... rara. Supongo que será común en muchos autores. 

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