Los "panzer" con motor a gas (y III)


Las bombonas de gas manufacturado permitían mejores prestaciones que los gasógenos. Por ejemplo, no hacía falta esperar media hora para que arrancase el motor. Pero las bombonas son especialmente vulnerables y uno no se atreve a meterse en un campo de batalla con la bombona a la vista.

Carro Tiger (sin torreta) con las bombonas de gas en los terrenos de una Escuela de Conducción.

Eso explica por qué muchos carros de combate (a gasógeno o que cargaban bombonas) tienen un aspecto tan extraño y desgarbado, porque, en un vano intento de proteger el gasógeno o las bombonas de la metralla, se alzan planchas de blindaje... o de madera. El conjunto en un carro de combate con gasógeno recuerda a una vieja y asmática locomotora. Pero muchos carros que empleaban bombonas de gas en las Escuelas de Conducción prescindieron de tantos adornos.

Las bombonas de gas se empleaban para mover a los carros medios o pesados. Los más habituales, los cazacarros y cañones de asalto, armados o desarmados, ya fueran los Marder sobre el chasis checo del modelo 38 o los StuG III, sobre el chasis de un PzKpfw III. En parte, porque eran más baratos y empleaban chasis de carros ya obsoletos. Pero también hay fotografías de PzKpfw IV G o H con bombonas (unas 25 tm) y del PzKpfw V, Panther (45 tm), ambos carros medios. El más llamativo de todos, el Tiger. 

Un Panther con bombonas de gas.
La fotografía ilustra por sí misma por qué este carro duraría poco en zona de combate.

Es muy importante el empleo de estos carros en las Escuelas de Conducción. Los StuG III y los PzKpfw IV eran los modelos más numerosos en las divisiones acorazadas, seguidos por el Panther. El Panther pretendía sustituir al PzKpfw IV, aunque no pudo ser. Los problemas de su caja de cambios (provocados, en parte, por la falta de materias primas para aleaciones) eran una pesadilla. Se fueron corrigiendo, pero un conductor mal entrenado no hacía nada más que agravar el problema. De ahí que esos Panther con bombonas de gas fueran tan preciados en las Escuelas de Conducción (y paradójicamente, tan raros).


Dos ejemplos de carros pesados Tiger que empleaban motor a gas.
Arriba, en el campo de maniobras de una Escuela de Conducción.
Abajo, en un desfile (nocturno).

El Tiger, el legendario carro pesado alemán, era otra cosa. Sobre todo era complejo. Era una máquina muy cara y muy refinada, reservada para los mejores tanquistas en batallones selectos. Requería muchas horas de formación sacarle todo el provecho a un Tiger y eso explica que hubiera más Tiger con bombonas de gas en las Escuelas de Conducción en Alemania. Eso sí, uno de estos monstruos (65 tm) consumía las bombonas a un ritmo escalofriante. Cuenten que bebía de tres a cinco litros de gasolina por km y hagan los cálculos con el gas.

En los últimos días de la guerra, el ejército nazi empleó los carros de combate de las Escuelas de Conducción como último recurso. Aunque los vehículos con bombonas eran altamente vulnerables al fuego enemigo, se ha documentado el uso de algún Marder, algún StuG III e incluso el de un Panther con motor a gas. Normalmente, cuando el enemigo se arrimaba demasiado a la escuela. Su éxito fue relativo, por no decir la verdad, que el enemigo ni se enteró.

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