Elemental, querido Gillette (y III)


Publicidad de la película de Gillette, 1916.

El Sherlock Holmes de Gillette mereció la atención del mundo del cine. Essanay Studios, de Chicago, quiso filmar una película basada en la obra de teatro. Dirigida por Arthur Berthelet e interpretada por el mismísimo Gillette y los actores de su obra, fue filmada en 1916. Duraba aproximadamente 112 minutos, casi dos horas. Tuvo mucho éxito.

Así aparece Sherlock Holmes en escena, por primera vez.
Con bata blanca, en su laboratorio, haciendo experimentos.
Gillette se lo pasa en grande provocando llamaradas.

Cuando acabó la Gran Guerra, los productores de cine norteamericanos inundaron con sus películas los cinematógrafos europeos, que todavía no se habían recuperado de la catástrofe. En 1920, Sherlock Holmes (la película) llegó a Francia. Eran nueve rollos. Tres, del primer acto y dos más para cada uno de los otros tres actos. Los textos fueron traducidos al francés. 

Luego... se perdió. Una más de tantas películas de cine mudo, desaparecida para siempre. 

Pero...

Gillette, que hace de bueno, la chica y el malo.
No es el doctor Moriarty, que ése sí que tiene pinta de malo.

Hace unos tres años, alguien estaba curioseando en la Cinémathéque Française y tropezó con los nueve rollos de la película perdida. ¡Caramba! El 1 de octubre de 2014, en el San Francisco Silent Film Festival (EE.UU.), los representantes de la Cinemateca Francesa anunciaron el descubrimiento y la restauración que estaban llevando a cabo. El entusiasmo que despertó la noticia entre los sherlockholmianos de todo el mundo fue tremendo. ¡Podremos ver la interpretación de Gillette!

Por lo visto, el negativo (a base de nitratos) había sido mal archivado y se había perdido entre otras películas relacionadas con Sherlock Holmes. Encontrar esta joya fue suerte y casualidad. Muy buena suerte.

La película se estrenó en enero de 2015 en París y en mayo de 2015 en los EE.UU. y hoy puede conseguirse en video. Un regalo ha hecho que esta película cayera en mis manos y no perdí un momento para verla, con sumo cuidado, atención y deleite. 

Es una película de cine mudo, qué les voy a contar. Los gestos son exagerados y el guión abunda en melodrama, como no podía ser de otra manera. Pero ¡qué me importa a mí todo eso! Ahí está Gillette, haciendo de Holmes, toda una experiencia. La verdad es que su presencia impone, porque es alto y apuesto, y se adivinan los gestos que luego imitarían todos sus sucesores. 

La primera película conocida de Sherlock Holmes.
Lamentablemente, hoy está perdida.
Fíjense en la pipa y en la gorra.

No es la primera película en la que aparece Sherlock Holmes en una pantalla de cine. Suele decirse que la primera es A Study in Scarlet, de 1914, pero hoy está perdida (ésta, sí) e incluída en la lista de Most Wanted Lost Films por el British Film Institute. Pero ésta, la de Gillette, es, sin duda, una de las primeras y está protagonizada por el actor más influyente de todos los tiempos a la hora de caracterizar a Holmes.

Gillette aporta una novedad al personaje. Un gran novedad. Holmes se enamora. A los sherlockholmianos estrictos y canónicos, esto les suena a blasfemia y barbaridad. Sólo Irene Adler (El escándalo en Bohemia) pudo merecer el respeto de Holmes, pero ¿enamorarse? ¿Holmes? Alice Faulkner, la protagonista de la película y la obra de teatro, se inspirará en Irene Adler, cómo no, pero es más pánfila y tontorrona que ella. Aunque está de buen ver, naturalmente, y Sherlock Holmes interpretado por Gillette no es de piedra, sino de carne y hueso bajo una gorra de cazador de ciervos. Así que se enamora y sufre y tal y cual y finalmente viven felices y comen perdices, cuando lo normal es que quien acaba liado con una dama sea el doctor Watson, que esta vez se queda compuesto y sin novia.

Dos recuerdos de grandes intérpretes de Sherlock Holmes.
Arriba, el autógrafo de Basil Rathbone. Abajo, el de Christopher Lee.
In situ, por el autor, en la Biblioteca Pública Arús.

No es una película apta para todos los públicos, porque una película muda de casi dos horas... Pero los friquis entre los que me incluyo disfrutarán de lo lindo con la interpretación de Gillette... y un profesor Moriarty genial y malísimo, Ernest Maupain. ¡Qué gran Moriarty! En resumen, un hallazgo, en todos los sentidos. No se la pierdan, si pueden verla.

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