El papel de Panamá


¿Se escribe haber o a ver?

El otro día me llamaron la atención sobre el ministro (perdón, exministro) Soria. No sobre lo que hizo ni lo que dejó de hacer, que me parece una canallada, sino por su dominio del lenguaje. A la hora de dimitir (un nombre ruso), el todavía ministro publicó un anuncio de ello.

Agárrense, es un aviso. Presten atención al primer párrafo, donde se oculta toda la enjundia de este asunto. El comunicado es el siguiente:

A la luz de la sucesión de los errores cometidos a lo largo de los últimos días, en relación a mis explicaciones de mis actividades empresariales anteriores a mi entrada en política en 1995, debidos a la falta de información precisa sobre hechos que ocurrieron hace más de veinte años; sin perjuicio de que ninguna de tales actividades empresariales haya tenido relación ni vínculo de tipo alguno con el ejercicio de tales responsabilidades políticas; considerando el daño evidente que esta situación está causando al Gobierno de España, al Partido Popular, a mis compañeros de militancia y a los votantes, singularmente grave en el momento político actual, comunico que, tras conversación con el Presidente del Gobierno, le he trasladado mi decisión irrevocable de presentar mi renuncia expresa a las funciones que como Ministro de Industria, Energía y Turismo tengo encomendadas desde el pasado día 21 de diciembre.

He comunicado también al Presidente del Gobierno mi decisión de renunciar a mi acta de Diputado del Grupo Parlamentario Popular.

Por último, he comunicado a la Secretaria General de mi partido mi renuncia a la presidencia autonómica del PP de Canarias.

Por todo ello comunico que a partir del día de hoy dejo todo tipo de actividad política.

La política es una actividad que debe ser en todo momento ejemplar también en la pedagogía y en las explicaciones. Cuando así no ocurre, deben asumirse las responsabilidades correspondientes.

José Manuel Soria López

Tremendo. Un tipo que escribe así llega a ministro en España. No tiene desperdicio. 

Fíjense en el abuso que hace de los posesivos. Mi, mi, mis, mi, mi... Demasiados, y en su mayor parte, prescindibles. Lo del ministro Soria sí que era una posesión del cargo y de él podríamos decir que estaba poseso o poseído, no sé bien. Mi, mi, mi... Por ejemplo, [...] en relación a MIS explicaciones de MIS actividades empresariales anteriores a MI entrada en política en 1995 [...], que no está nada mal.

Esa posesión se traduce en un primer párrafo espeluznante. Sólo un poseído hubiera escrito un párrafo tan largo ¡sin un punto! Oh, sí, los puntos y comas, pero eso no vale. Léanlo y se verán sumidos muy pronto en una gran confusión. 

¿Qué cosa es debida a la falta de información precisa? ¿La sucesión de los errores cometidos a lo largo de los últimos días o las explicaciones sobre las actividades empresariales del señor Soria? Eso, nada más empezar, y sigue. Cuando dice sin perjuicio ¿qué quiere decir? ¿Que esas actividades empresariales hicieron daño a su actividad política o que no la afectaron en nada? En detalle, horrible. En conjunto, peor. ¡Con lo poco que cuesta hablar bien!

Pues, sí. Este papel de Panamá en concreto es una muestra del percal. 

Nuestros dirigentes empresariales y políticos no sólo son unos chorizos que no pagan impuestos, sino que también son una tropa de iletrados. La estulticia se oculta tras montañas de billetes de 500 euros. A salvo de las críticas, se crece y nos asfixia. Lenta e inexorablemente, está acabando con nosotros.

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