Refuerzos para el enemigo


En la batalla de Bailén lucharon batallones suizos en ambos bandos.

Me resulta triste señalar que los expertos en nuestra Guerra de Independencia (1808-1814) son los ingleses, que la conocen como Peninsular War. En ella combatieron contra los franceses y muy menudo caen en el error de menospreciar la contribución no ya de la guerrilla, sino del ejército español. Como si todo hubiera sido una cosa entre los británicos y los franceses y nosotros unos invitados de piedra. Ah, no. En España lucharon también portugueses, polacos, suizos, alemanes o italianos en grandes cantidades, sin contar con tropas tan exóticas como los tártaros de Lituania o los mamelucos egipcios. Y españoles, cómo no, por decenas de miles... ¡en ambos bandos!

Los polacos en su primera y heroica acción bélica, en Somosierra.
Después de esta acción serían elevados a la categoría de regimiento de la Guardia Imperial.

Porque poco se habla de los miles de hombres que alistaron los franceses con las levas españolas. Batallones y regimientos enteros de soldados que formaron el ejército del rey José I (Pepe Botella para los amigos) o que fueron alistados por los mariscales franceses, con un simple decreto y mando. Arturo Pérez-Reverte dedicó una novela por capítulos, La sombra del águila, a un batallón español que es diezmado en la campaña de Rusia, en 1812, pero no recuerdo ninguna otra mención a estas tropas napoleónicas formadas por españoles en nuestra literatura y apenas en los libros de historia.

Soldados portugueses bajo la bandera de Napoleón. 
¡También los hubo!

Así como muchos generales y guerrilleros españoles fueron casi borrados de la historia por Fernando VII (más propiamente conocido como el hijo de puta que ojalá se hubiera muerto en Bayona), borrados por ser liberales y fieles a la Constitución de Cádiz, es relativamente lógico que el patrioterismo también borrara de las páginas de nuestro pasado a tantos miles (decenas de miles) de españoles que marcharon bajo las banderas de Napoleón.

El de blanco, soldado del 1.er Regimiento de Línea Catalán.
El de rojo y azul, un lancero polaco de la Guardia Imperial.
Los dos, a las órdenes de Napoleón (1812).

Ahora bien, esta semana, documentándome para cosas mías, he descubierto un dato que me ha hecho reír. Lo cuenta un historiador británico de gran prestigio y es la primera vez que alguien evalúa tanto el número como la calidad de la recluta española en el bando napoleónico. La cuestión es que el rey José I alistó, equipó, armó y entrenó a 150.000 soldados españoles que... ¡se pasaron con armas y pertrechos al enemigo! Es decir, a los nuestros. Batallones enteros que hoy estaban a las órdenes de monsieur Bonaparte y que mañana se burlaban de Pepe Botella. 

Hasta tal punto perdía tropas don José que el general O'Donell (español) afirmó una vez que el principal abastecedor de hombres, armas y pertrechos del ejército español había sido Pepe Botella. En esta cifra no se cuentan los reclutados directamente por los mariscales de campo franceses, que también desertaron por docenas y sumaron miles a fin de cuentas.

¡La madre...! Que son 150.000 hombres. Que se dice pronto.

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