Entusiasmo


El Parlamento de Cataluña ha decretado la desconexión democrática. Es un eufemismo, naturalmente, que significa, con todas sus letras, que a partir de ahora no piensa someterse a ninguna ley que no haya salido del mismo Parlamento de Cataluña. El Parlamento de Cataluña no piensa someterse a ninguna autoridad que no sea la suya propia... ¿y los ciudadanos a los que representa? Ésos seguirán sometidos, por el momento.

Antes se desconectaba uno así.
Se han perdido las formas.

Quizá esto explique el silencio y la falta de entusiasmo que ha provocado entre el público esa propuesta aprobada en el Parque de la Ciudadela. Ni banderas en los balcones, ni gritos por la calle, ni cohetes, ni bocinas, ni manifestaciones espontáneas... Tampoco, ya puestos, manifestaciones a la coreana, a la que nos hemos acostumbrado. Nada. Si acaso, hartazgo. Silencio. Aburrimiento. Si hablas de ello, te piden que te calles, por favor.  

No es miedo, no. Es un estar hasta los huevos, que es diferente. Porque la gente sabe que no pasará nada. Habrá ruido, ruido, más ruido, en la radio y la televisión y poco más. Un ruido institucional, manipulado, un ruido de fondo. Huyen las ratas (cómo ha cambiado la opinión del Grupo Godó en una semana...) y los comisionistas procurarán que haya paz y después, gloria, no se les vaya a joder el negocio. 

Procesionistas en procesión detrás de Prusés, el emperador desnudo.

Nosotros, la gente de a pie, eso que llaman el pueblo llano, nos bajaremos los pantalones y pagaremos la vaselina, como siempre. ¿Quién paga el pato? ¡Nosotros! ¿Quién lo duda? Yo no. El desgobierno, corrupción e incompetencia máxima de nuestras autoridades patrias siempre lo pagamos nosotros y algunos de nosotros hasta se alegran de ello, bandera en ristre, sin llegar a ver que el emperador está desnudo, que el discurso es hueco, que nos venden humo y que nos mandan imbéciles. Alguno despertará con resaca y sufrirá regüeldos de bilis. En suma y por no aburrir, será lo de siempre, como siempre, lo mismo que llevamos padeciendo hace años, el pan nuestro de cada día.

Ahora, vamos a celebrarlo.

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