El primer Ferrari, un Packard (II)


Ferrari y su Alfa Romeo, en 1920.

1920. En aquellos tiempos, Ferrari tenía que conformarse con un Alfa Romeo de segunda mano. Cuatro años después, se convirtió en el responsable de competición de la marca. Pasó el tiempo y montó su propia escudería. Después de la Segunda Guerra Mundial, construyó sus propios automóviles y consiguió al fin lo que siempre quiso: los movía un motor de doce cilindros diseñado por el ingeniero Colombo, como los doce cilindros de ese viejo Packard que seguía fresco en su memoria.

Ese Packard que tanto influyó en los primeros pasos de Ferrari merece que también nosotros le echemos un vistazo.

Ralph de Palma, su mecánico y su Packard 299 blanco en 1917.
La Gran Guerra había puesto fin a la competición en Europa, pero ésta proseguía en los EE.UU.

Hablar del Packard de 1919 también es hablar de Ralph de Palma. Nació en Italia y lo bautizaron Raffaello, pero a los diez años emigró a los EE.UU. y ahí le llamaron Ralph, y Ralph se quedó. En 1920, ya adulto, obtuvo al fin la ciudadanía nortearmericana. 

Nació con la velocidad en la sangre. Comenzó como ciclista, se pasó a las motocicletas y en 1908, a las competiciones automovilísticas. Era un piloto valiente y atrevido. Pronto se convirtió en un héroe en Italia (donde se le consideraba italiano a todos los efectos) y en los EE.UU. (donde era el ídolo de los inmigrantes italianos).

Ralph de Palma y su Packard Twin Six en Nueva York, 1916.
Con este coche ganó en Indianápolis un año antes.

Las cifras de su carrera son impresionantes. Participó en 2.889 competiciones automovilísticas y ganó en 2.557. Corrió con FIAT, Mercedes-Benz, Miller, Ballot y Packard hasta los años treinta. Se clasificó en las 500 Millas de Indanápolis en 1912 empujando el coche hasta la meta, porque se le había averiado a dos vueltas del final, cuando iba primero. Aunque ya era un piloto famoso, ese gesto lo convirtió directamente en héroe. En 1915, ganó esa carrera (la única vez en la que ha ganado un italiano, por cierto). Este año se cumplirán los cien años de ese triunfo y en Biccari, su pueblecito natal, están organizando un fiestorro de padre y señor mío.

Ralph de Palma y su Packard 905 batiendo la marca de la milla.

Pero ¡vamos al Packard! El 12 de febrero de 1919, en Daytona Beach, Ralph de Palma se sube a su Packard 905 especial con motor V12. Lo habían preparado para batir la marca de velocidad. Habían cubierto los radios de las ruedas con un tapacubos (por razones aerodinámicas) y sólo habían dejado un asiento, el del piloto. Esta vez, el mecánico se lo miraría de lejos, en tierra. Como era su costumbre, de Palma había pintado el Packard de color blanco, para verse mejor. 

Lo pusieron en marcha, se apartaron y de Palma partió a todo gas. No tardó en batir la marca de la milla. Atención: ¡en pista de tierra! Que entonces no había circuitos asfaltados. Esa marca de velocidad en 149,87 millas por hora, unos 241 km/h, fue todo un acontecimiento en los EE.UU. y en Europa. El Packard de Ralph de Palma ¡corría más rápido que los aviones de su época!

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