El primer Ferrari, un Packard (I)


Ferrari, una leyenda del automóvil.

En los años setenta, un periodista italiano hizo las veces de nuestro Joaquín Soler Serrano en RTVE. Artistas, políticos, escritores, fueron entrevistados por Biagi para la televisión y entre tantos personajes, Enzo Ferrari. Atención, porque Ferrari no solía dejarse entrevistar y la entrevista es una pieza de culto entre los ferraristas, que acuden a ella con frecuencia.

Ferrari como piloto. Aquí, en la Targa Florio de 1920.

El entrevistado recibe a Biagi en su despacho en Maranello, sentado en un butacón, una librería al fondo llena de revistas y catálogos de automóviles, luciendo esas gafas de sol que parecían inseparables del rostro de Ferrari. Habla lenta, parca y brevemente, sentando cátedra. Parece cansado. Tiene 77 años, habla de su vida, de sus automóviles, de los pilotos. 

Ferrari, a la izquierda, con chaqueta y corbata, en 1929.
Posa con un Alfa Romeo y los pilotos de su escudería.

La afición por los automóviles provenía de su infancia. En 1908, su padre le llevó a ver una carrera de automóviles y quedó fascinado para siempre. Pero el paso de la infancia a la madurez fue trágico y gris. Su padre y su hermano murieron durante la Gran Guerra. Él sobrevivió de puro milagro. Solo y desconcertado, probó suerte como técnico en la FIAT, pero no tuvo el éxito. que esperaba 

Ferrari y Conti, segundos en la Targa Florio de 1922.

En 1920, compró un Alfa Romeo y empezó a competir por cuenta propia, pero él mismo reconoció que nunca fue un gran piloto. Eso sí, pronto se descubrió que era bueno preparando los automóviles para la competición. Entonces y mucho después, prácticamente toda su vida, el Packard de 1919 le sirvió como inspiración. Eso confiesa ante las cámaras, muy serio.

La afición de Ferrari por los motores de doce cilindros se remonta a entonces, y en palabras del propio Ferrari, Cuando lo vi, supe que quería hacer coches como ése

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