Niveles de vida



Julian Barnes es un escritor elegante e ingenioso en varios sentidos; quiero decir irónico, en un sentido británico, flemático, incisivo; quiero decir formalmente ingenioso, imaginativo en las formas, capaz de mezclar en un solo texto la anécdota histórica, el relato, la memoria y el ensayo y el lector, atrapado en las letras, es incapaz de discernir en qué punto del texto el relato histórico ha dejado paso al novelesco y en qué otro punto eso que sucede en otro lugar y otro tiempo se ha convertido en lo que le sucede al autor, incluso al lector (por eso, Barnes se sitúa muchas veces en el Postmodernismo literario, qué ganas de clasificarlo todo). Hay que tener mucho oficio para escribir como Barnes.

En 2008, su mujer murió. Un tumor cerebral se la llevó por delante y dejó al escritor arrasado por la aflicción. Es lo que dicen sus biografías y los críticos literarios, pero también es lo que dice, en algún momento, Levels of Life, publicada en 2013, que Anagrama ha publicado en 2014 traducida por Jaime Zulaika, con el título Niveles de vida. Pero también dice otras muchas cosas y nos cuenta sobre el amor y la libertad, sobre lo más íntimo y sobre lo público. ¡Y cómo lo dice...! Damas y caballeros, léanla. Es una gran obra.

Comienza la obra con varios viajes en globo, de los primeros y más osados aeronautas. Uno no sabe muy bien cómo, pero acaba leyendo sobre lo humano y lo divino, que diría aquél, con elegancia y un estilo impecable, con un oficio digno de aplauso. No diré más, porque la obra es breve. Sólo añadiré que algunos críticos dicen que es un libro de memorias, otros lo señalan como ensayo, más de uno afirma que es un libro de relatos y yo, modestia aparte, les digo que no importa, que tanto da, que da gusto leerlo y no hay más.


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