El país, por encima de las personas


Si el país está por encima de las personas, ¡estamos todos bajo tierra!


¿Sorpresa?



La confesión de Jordi Pujol ha provocado un gran revuelo. Mejor dicho, ha abierto la caja de los truenos. La verdad silenciada por miedo comienza a hacer ruido, cientos de cómplices se ven amenazados. No hablamos de una familia con lazos de sangre, sino de la Casa Nostra.

Un buen amigo mío ha observado que los pujolistas y convergentes, los amigos de los amigos, los componentes de la familia y demás especies clientelares, se han manifestado sorprendidos. La reacción oficial es la sorpresa. Mi amigo se pregunta si les sorprende de veras haber sido engañados durante más de treinta años. Si esto es así, dice, estamos mucho peor de lo que creía. Porque, continúa diciendo, puede doler que te pillen o te dejen en evidencia, pero sostener que no sabías nada es simplemente absurdo.

Paternidad y victimología según Rahola


No puedo evitar reproducirlo. Es inaudito y produce pasmo. La señora Rahola ha enviado el siguiente tuit hoy mismo:



Traduzco, por si no se pilla. Dice:

Pujol no es ningún santo, pero es nuestro padre y una víctima del sistema.

Así, con un par. Venga alegría.

En fin, sobran los comentarios, ¿verdad? Pues, eso.

Publicidad de mierda


Sucedió ayer, en televisión. En uno de estos súbitos cortes publicitarios de siete minutos (¡siete!) a los que nos somete la TDT, se sucedieron dos anuncios de laxantes, uno de cremitas para las hemorroides, uno de yogures que regulan el tránsito intestinal, y ya me entienden, dos de cereales con fibra, que van de lo mismo, otra cosa que también se come y ayuda a ir de vientre, una pastilla, atención, que combate la acumulación de gases y procurará pedos, digo yo, a falta de caca, y para no desentonar con el resto, una pastillita para evitar el ardor de estómago, que después de semejante maltrato, debe de ir fino. Creo que me dejo alguno.


Estupefacto quedé. Dejando a un lado dos anuncios insustanciales (uno, para vender un producto que combatía los hongos en las uñas de los pies y otro, de pasta dentrífica bonísima para cargarse el sarro), el resto de la propaganda, perdón, publicidad, iba destinada al ejercicio de las aguas mayores. No se veía una manifestación escatológica como ésa desde la famosa Merde d'artiste, y ésa ha resultado ser de escayola (sic). Pero aquélla era arte o si prefieren, una broma. Ésta, que se repite una y mil veces a lo largo del día, promete efectos devastadores para las ratas de alcantarilla y beneficios astronómicos para los fabricantes de papel higiénico (otro clásico de la publicidad). Nos vamos a cagar todos de las patas p'abajo.

Qué angustia corroerá a nuestra sociedad que no caga. Qué será que sólo cagando engendramos mujeres guapas y felices. Adónde iremos a parar, que vamos tan estreñidos. El porqué es un enigma, pero la manifestación de esta coprofilia es un ejercicio de retórica inverosímil e hipócrita. Ni por asomo se menciona el verbo cagar o las palabras caca, heces, mierda, plasta o semejantes. Eufemismos, metáforas, circunloquios, sobreentendidos, toda la artillería de la lengua a disposición del anuncio de un supositorio, un enema o un laxante, que promete felicidad y alegría, un ¡por fin! lleno de promesas paradisíacas. Las mujeres que al fin cagan, jóvenes, guapas, fértiles y pristinas, salen del lavabo sonrientes, dando saltitos de alegría, en un estado orgásmico que le da la razón a Freud, cuando sostuvo que el primer placer sexual es el del bebé que aguanta la caca hasta que no puede más y entonces, qué felicidad, se deja ir. Así estamos.

Lo pregunto porque no sé si soy yo, que soy raro: ¿Estamos todos bien?

Relaciones paterno-filiales



Hoy, el presidente de la Generalidad de Cataluña, don Artur Mas, ha hecho unas declaraciones que le suponen (cito) una gran pena y porque ha tenido que tomar (vuelvo a citar) las decisiones más dolorosas de toda su carrera política

Permítanme un paréntesis. No hablaba de las decenas de miles de trabajadores afectados por los recortes en la institución que preside, ni en los miles de enfermos que sufren la privatización y recorte de la sanidad pública, no. Hablaba de algo que le dolía más todavía que todo eso. ¿Qué podría dolerle tanto?

El hombre parecía muy afectado. Su lenguaje gestual y el tono de voz eran los de un hombre derrotado y triste.

Lo dicho, ¿qué le ha hecho tanto daño? Nada, qué va a ser. Que el señor Pujol, el de Banca Catalana, le ha dicho que renuncia a sus privilegios de expresidente, que consisten (consistían) en un despacho de 450 metros cuadrados en el Paseo de Gràcia, al ladito de la Pedrera, un cochazo oficial, una secretaria, etcétera, más una ayuda a la jubilación de 80.000 euros al año. Ah, también a ser tratado como muy honorable. Sería una broma de mal gusto, como lo ha sido hasta ahora. De paso, también deja la presidencia honoraria del partido que fundó, Convergència Democràtica de Catalunya, o Comisiones a Dedo de Cataluña, según se lea. 

Y el señor Mas no ha tenido más remedio que aceptar, y esa aceptación es lo que le ha dolido, ya ven, pobrecito. Todo por la patria, eso sí, y orgulloso del sacrificio, porque una persona, por muy importante que haya sido, no puede poner en peligro el proyecto de país (sic), que será, bien dicho, el proyecto nacional. ¡Qué manía con el de país! ¡Ya está bien, hombre! De país, de país... ¡Nacional, carajo!

En medio de la declaración, que parecía (quizá era) fúnebre, ha dicho que la pena penita pena que le tenía robado el corazón se debía a que (cito) Pujol ha sido mi padre político. Ay, sí, que un padre te meta en estos líos... Qué trágico. El mismo tipo que se dedicaba a robar a todo quisque, a engañar y manipular, a hacer dinero a espuertas mientras el señor Mas era... ¡caramba! ¡Consejero de Economía!

Claro que es duro descubrir que tu padre político es un evasor fiscal (y muchas más cosas). Más duro si resulta que tu padre de verdad, el biológico, también fue pillado con cuentas en Luxemburgo, por las que tuvo que pagar una pasta en multas. Porque ¿qué hacía con un millón de euros en Luxemburgo, el señor Mas, padre? Defrauda el padre político, defrauda el padre biológico, la vida es un fraude y ¿de quién te puedes fiar? ¡De nadie!

No reproduciré el chiste fácil que corre por ahí, que dice que si Pujol es el padre político de Mas, Mas es un hijo de... No, no lo diré, porque bastante ya tiene el hombre con lo puesto.

Ahora bien, si está usted en lista de espera en la sanidad pública, acabe la frase, que merece acabarse.

¡Segundo! (Gran Premio de Hungría 2014)



Mal vamos cuando uno de los nuestros acaba segundo y nosotros acabamos tocando las castañuelas subidos al sofá. ¡Olé! ¡Segundo! ¡Y sexto! ¡No está mal! Qué penita que Alonso no haya podido mantener la primera posición que todavía sostenía a seis vueltas del final, pero ha sido un milagro y una prueba de habilidad al volante que haya acabado delante de los dos Mercedes-Benz, que venían con una mala leche... Hamilton también ha hecho un carrerón, que salir el último y acabar en el podio tiene mérito. Y Ricciardo, que ha ganado.

Ha sido, en contra de la costumbre de los últimos grandes premios, una carrera divertida... al menos para un espectador acostumbrado al juego de gomas y las tablas de cálculo. Porque las escuderías han apostado fuerte, cada una con una estrategia propia que ha tenido que cambiar a medida que avanzaba la carrera. Riesgo e incógnitas para los estrategas y una pista muy técnica para los pilotos, que intentaban adelantar unos y evitarlo otros, según el caso. En fin, que no ha estado mal.

Además, segundos. Lástima que no primeros, pero todo no puede ser en un día. Ahora vienen unas minivacaciones y después, Dios dirá.

Souvenir of Barcelona


La samarreta del Barça sustituye al gorro mejicano (en verdad, de la huerta murciana) como recuerdo hortera para guiris.

La Sagrada Familia de Barcelona.
Millones de turistas de todo el mundo (y parte del extranjero) acuden a verla cada año.

Leo con pavor que van a abrir una nueva tienda del Barça en la calle Mallorca, entre Sardenya y Marina, que también será museo (¿de qué?), tendrá dos plantas, no sé cuántos cientos de metros cuadrados y además promete ser fea de cojones, y ruego que perdonen mi manera de decir. 

Los vecinos, que están de guiris hasta el colodrillo, se quejan. Según cuentan, existe una prohibición municipal que impide abrir nuevas tiendas de souvenirs. Pero, ah, amigo, ¡las camisetas del Barça no son souvenirs! Ésa es la respuesta del Ayuntamiento de Barcelona (CiU) y he ahí por qué (casi) todas las tiendas de souvenirs de los alrededores de la Sagrada Familia son en verdad... ¡tiendas de deportes!

A las pruebas me remito, improvisadas hoy mismo.








Todas las fotos in situ.
Por el autor, hoy mismo.
Y muchas más, pero se me acabó el carrete.

Comunicado del Sr. Jordi Pujol Soley (traducción)


Como se habla mucho, pero no se sabe muy bien de qué, he decidido traducir el comunicado del Sr. Jordi Pujol Soley literalmente, conservando la puntuación y las incoherencias gramaticales, y luego en una traducción que se entienda. Luego, que juzgue cada uno, a discreción. 

Vamos por partes, alternándolas, pero vamos.

Comunicado del Sr. Jordi Pujol Soley

Se hace saber... (sonido de trompeta)

Ante las informaciones aparecidas desde hace casi dos años alrededor de los miembros de mi familia más directa y de las insinuaciones escritas sobre el origen de los medios económicos de la misma, me veo en la obligación de poner de manifiesto los siguientes extremos:

Como me han pillado, les cuento:

Mi padre Florencio Pujol Brugat dispuso como una última voluntad específica que unos dineros ubicados en el extranjero --diferentes a los comprendidos en su testamento--, rendimiento de una actividad económica de la cual ya se ha escrito y comentado, y que no se encontraban regularizados en el momento de su muerte en septiembre de 1980, fuesen destinados a mis siete hijos y a mi mujer, pues él consideraba errónea y de incierto futuro mi opción por la política en vez de seguir en el mundo de la actividad económica. Y más todavía, porque habiendo vivido de cerca la época difícil de los años 30 y 40 tenía miedo de lo que podía pasar, y más de lo que podía pasar a un político muy comprometido.

Mi padre, don Florencio, arregló las cosas para procurar que no me faltara de nada, dejando una fortuna a mi alcance en paraísos fiscales, fortuna que no pienso decir de dónde salió ni a cuánto ascendía. No se fiaba de mí, porque me conocía bien.

La súbita muerte de mi padre tuvo lugar a escasamente cinco meses de mi toma de posesión como presidente.

Se fue antes de admitir que esta vez yo tenía razón.

En ese momento la minoría de edad de la práctica totalidad de mis hijos me convertía en responsable legal de cualquier decisión, y pese a que mi conciencia y mi cargo me empujaban a rechazar esta herencia, la última voluntad de mi padre juntamente con su opinión y dudas sobre mi opción vital por la política pesaban todavía más, y finalmente decidí encargar su gestión y regularización a una persona de máxima confianza de mi padre y también mía, gestión de la que no quise saber nunca ni el más mínimo detalle, hasta que llegados a la mayoría de edad todos mis hijos se decidió que esta persona cediese esta gestión a uno de mis hijos. Es en ese momento que mi error original contaminó directamente a mis siete hijos y a mi mujer.

Y ya que tenía el dinero, me quedé con él. Tres de mis hijos ya tenían 18 años, pero todavía no me fiaba de su juicio. Así que un amigo de la familia, no diré quién, se encargó de todas las gestiones, no diré cuáles, y he de decir, para quitarme las culpas de encima, que no sé lo que hizo, nunca me lo contó, nunca le pregunté y si algo salió mal, fue por su culpa. Algo saldría mal, porque tiempo después le quité los poderes y se los dí a uno de mis hijos, no importa cuál ni cuándo. Ya tenían todos edad para disfrutar de la herencia, ellos, mi mujer y yo mismo.

Lamentablemente no se encontró nunca el momento adecuado para regularizar esta herencia, como sí han podido hacer el resto de personas que se encontraban en situación similar en tres ocasiones excepcionales a lo largo de más de treinta años de vigencia del actual sistema tributario.

Hemos engañado a Hacienda treinta y cuatro años seguidos y al final, como nos han pillado por todas partes, hemos decidido acogernos a una amnistía fiscal. Nos hemos ahorrado una pasta en impuestos que quita el hipo.

Finalmente ha habido de ser en estos últimos días que los miembros de mi familia han regularizado esta herencia, con las consecuencias del nuevo marco legal aprobado para incentivar la última regularización excepcional de noviembre de 2012 y para penalizar extremadamente las regularizaciones posteriores.

No hemos tenido otro remedio. Nos habían pillado y si no nos apuntábamos a la amnistía fiscal nos iban a coser a multas. Como nos hemos apuntado, nos ha salido muy bien la broma.

De los hechos descritos y de todas sus consecuencias soy el único responsable, y quiero manifestarlo de forma pública, con mi compromiso absoluto de comparecer ante las autoridades tributarias, o, si fuera necesario, ante las instancias judiciales, para acreditar estos hechos y de esta manera acabar con las insinuaciones y los comentarios.

Así que no podréis hacerme nada.

Expongo todo esto con mucho dolor, por lo que significa para mi familia y para mí mismo, pero sobre todo por lo que puede significar para tanta gente de buena voluntad que pueden sentirse defraudados en su confianza, a la cual pido perdón. Y también les pido que sepan separar los defectos de una persona --por muy significativa que haya sido--, y que esta declaración sea reparadora en lo que sea posible del mal y de expiación para mí mismo.

Me duele que nos hayan pillado, más por mí que por ustedes, pero si alguno se molesta, pues le pido perdón y así estamos todos en paces.

En Barcelona el veinticinco de julio de dos mil catorce.

En Barcelona, el 25 de julio de 2014.



El Centro de Estudios Jordi Pujol y la cátedra Ethos



Traduzco literalmente, respetando la puntuación y el uso de mayúsculas. No es broma:

Estudios y proyectos

ETHOS - Ética y política

El Centro de Estudios Jordi Pujol y la Cátedra Ethos trabajan conjuntamente en la redacción de un Código ético para profesionales de la política. El desarrollo del proyecto de este Código se ha iniciado con la creación de una comisión de expertos que han desarrollado la tarea de la primera redacción. Posteriormente, a través de diversas fases y consultas, se está trabajando para sumar voluntades entre las diferentes formaciones políticas con representación Parlamentaria en Cataluña.

¡Manda güevos!

Bankia Catalana


El alma mater de Banca Catalana saluda al alma mater de Bankia.
Los dos, en la cúspide de su poder.

Hace unos días se publicaron las cifras del rescate de la banca. En total, nos hemos gastado unos 66.000 millones de euros en procurar evitar la ruina del sistema financiero español. Casi todo a fondo perdido. Varias generaciones arrastrarán esta pérdida y verán lastrada su economía.

Bankia ha batido la marca y nos ha costado unos 22.000 millones; Caixa Catalunya, unos 12.000; a partir de ahí, vayan sumando hasta los 66.000 millones. Bankia centra la atención del gran público, ¡no es para menos! Dicen que ha sido el desastre financiero más grande de la historia de España. Un desastre provocado por intereses políticos (del PP, en este caso), corrupción, especulación y mala gestión. Lo peor de cada casa.

Hace más de treinta años, un banco catalán procuró la ruina de 40.000 accionistas y dejó una deuda inmensa tras de sí. En un solo día (repito, en un solo día) consiguió que los catalanes perdieran un 20% de todos sus activos financieros. El valor actualizado neto de los miles de millones de pesetas que se gastaron hacia 1980 para evitar el colapso financiero de Banca Catalana equivalen a unos 22.000 millones de euros de hoy mismo. 

Pero hay que señalar una diferencia esencial: España (o Cataluña, si prefieren) era entonces mucho más pobre que ahora. En términos absolutos, Bankia y Banca Catalana están a la par. En términos relativos, en tanto por ciento del presupuesto público o en tanto por ciento del PIB, como prefieran, la ruina de Banca Catalana supera con creces al desastre de Bankia. La dobla o triplica.

No les pido que me crean. Mejor, les pido que no me crean. Les ruego que busquen las tablas de inflación en los anales estadísticos y calculen el VAN de la deuda que dejó Banca Catalana y el coste del rescate público ustedes mismos. Es lo que yo hice. Se me pusieron los pelos de punta. Desde entonces que veo las cosas de otra manera.

¿Quién manda hoy en la banca española? El Santander y el BBVA. ¿Por qué no manda un banco catalán? En los años de la Transición, una tercera parte del sistema financiero español (quizá más) estaba en manos de accionistas catalanes. Teníamos, además y aparte, las más grandes cajas de ahorro. ¡Ahí es nada! La industria catalana necesitaba un sistema financiero acorde con su potencia y dinamismo. Banca Catalana nació de esa necesidad y creció como la espuma. Hasta demasiado. Artificialmente, con riesgo desmedido. Ocultando los balances.

La Cataluña pujolista.
Un empresario modelo (de la Rosa), los castellers y el nuevo modelo industrial basado en Port Aventura.

La ruina de Banca Catalana desbarató el modelo industrial catalán. Cuando Jordi Pujol abandonó la presidencia de la Generalidad de Cataluña, había conseguido reducir a la mitad el peso específico de la industria catalana en la economía española, y eso contando que las industrias catalanas más importantes ya no eran catalanas, sino fábricas de empresas multinacionales. En apenas veinte años, rapidito. El sistema financiero catalán se quedó apenas en las cajas de ahorro. Hoy, aunque La Caixa es muy fuerte, queda muy lejos del Santander o del BBVA. ¿Bancos catalanes? Se los comió Banca Catalana y ésta murió de indigestión.

La mala gestión de Pujol en Banca Catalana primero y en la Generalidad de Cataluña después no lo explica todo, pero explica una buena parte. Insisto en lo mucho que nos cuesta comprender el desastre que provocó Banca Catalana.

Un desastre político, además. El mismo ejercicio en que Banca Catalana estuvo a punto de quebrar (por enésima vez), hizo públicas unas pérdidas de miles de millones de pesetas (en verdad, había perdido muchos más) y había recibido miles de millones de pesetas del Estado y del Ayuntamiento de Barcelona para evitar su quiebra, el Consejo de Administración de Banca Catalana se llevó un premio de 500 millones de pesetas de la época, por su buen hacer. ¡Con un par! Resultó imposible quedarse impávido ante la rapiña del Consejo de Administración y el gobierno de Felipe González lo llevó a juicio, presionado por los fiscales catalanes.

Pujol se echó al monte. ¡Nos quieren echar! decía en los mitines. ¡Es un ataque contra Cataluña! clamaba. Regresaron las pintadas Pujol Catalunya y cuando lo proclamaron presidente de la Generalidad de Cataluña en 1984 una muchedumbre fanatizada quiso linchar a los diputados del PSC... ¡por haber denunciado a Jordi Pujol! Luego, en el balcón de la plaza de Sant Jaume, Pujol dedicó a las masas uno de los discursos más vergonzantes (y más vitoreados) de nuestra democracia. ¡No han podido con nosotros! dijo. Cada vez que lo veo siento vergüenza e ira. Cuánto cinismo, qué gran mentira.

No pudieron con él. ¡Todo lo contrario! Mario Conde fue a la cárcel. Bárcenas, ya ven. En cambio, el Consejo de Administración de Banca Catalana está casi todo honrado con la Creu de Sant Jordi y Jordi Pujol fue el president ad aeternum, hasta que no pudo más.

Fueron veintitantos años gestionando la Generalidad de Cataluña para asentar las bases del clientelismo y la corrupción (recuerden que diseñó su estructura con la inestimable ayuda del señor Prenafeta). Un populismo institucionalizado (TV3) y unos servicios públicos embrollados para el beneficio de unos cuántos (el caso de la sanidad pública es lacerante). Las culpas, del otro (Madrid) y los méritos, propios. Sus hijos han hecho toda clase de negocios raros (llamémoslos así) con la Generalidad de Cataluña (yo he sido testido de algunos de ellos) y el suma y sigue no acaba nunca. Lo de envolverse en la bandera para sacarse las pulgas de encima se ha enquistado y se ha convertido en un leit motiv social de difícil arreglo, además. España nos roba se ha convertido en un credo, pero es el grito del ladrón que señala hacia otro lado. El daño que ha hecho este hombre no se mesura fácilmente.

En suma, en mal día nació ese sujeto.

Y ahora pide perdón ¡el muy cínico! porque ha estado ocultando dinero (¿cuánto?) en el extranjero (¿dónde?) y no lo declaró hasta que, hace poco, se sumó a una amnistía fiscal del gobierno del PP... que CiU apoyó en las Cortes Españolas.

Es un canalla y un sinvergüenza, por no decir lo que pienso de verdad.

Los Delaunay-Belleville del RNAS


El hijo del zar Nicolás II con el Delaunay-Belleville de papá.

Delaunay-Belleville era uno de los automóviles más lujosos y potentes del mercado en 1914. Rivalizaba en precio y prestaciones con cualquier otro. En el Reino Unido, sólo Rolls-Royce y Napier podían rivalizar con su potencia y aunque era una máquina de importación, los británicos más pudientes presumían de tener una en su garaje. No sólo los británicos. Era el coche favorito del Zar de Todas las Rusias, Nicolás II, que compró uno en 1906. En 1912, cuatro de sus cinco automóviles de uso personal eran Delaunay-Belleville. Por eso bautizaron a su modelo más lujoso S.I.M. (Su Imperial Majestad), en honor de tan buen cliente. Lo más cerca que había estado un Delaunay-Belleville de la guerra era cuando se subía toda la familia imperial en uniforme para dar un paseo.

El Charron de 1904, traqueteando por el campo.

El primer automóvil fabricado en serie con blindaje y armamento para un ejército fue el Charron, en 1902. En 1904, Francia compró dieciséis y los rusos, unos cuántos. Nació la automitrailleuse, algo así como autoametralladora. Diez años después, en 1914, todos los ejércitos europeos tenían autoametralladoras, pero pocas. Se buscaba un chasis comercial relativamente grande y se llevaba a carrozar. Cada taller interpretaba la carrocería a su manera y carrozaba muy pocos vehículos cada vez. La carrocería era de plancha endurecida, remachada, de 3 a 6 mm de espesor, lo suficientemente grueso como para resistir un balazo llegado de lejos o algún casco de metralla, pero no más. El armamento solía ser una ametralladora; como mucho, dos. Muchas veces no tenían techo, para ahorrar peso.

Un Panhar & Levassor blindado, con perrito.
Aunque era un modelo oficial, gran parte de su fabricación era improvisada.

¿Qué chasis y qué motores podían tirar de estos cacharros? Sólo grandes y potentes automóviles y he ahí por qué la mayoría de las autoametralladoras de 1914 se fabricaron sobre chasis de automóviles de lujo. En el ejército británico, Rolls-Royce, Lanchester, Daimler... y Delaunay-Belleville.

Un caballerete inglés presumiendo de Delaunay-Belleville, poco antes de la guerra.

Las primeras semanas de la guerra, los británicos adinerados que servían en Flandes mandaban traer sus automóviles de casa y correteaban con ellos por el frente. Lo mismo hacían los alemanes. Estaban quedando atrás los tiempos de la caballería y comenzaba la era del motor de explosión. Unos y otros comenzaron a blindar los automóviles por su cuenta, porque el enemigo tenía el feo vicio de dispararles. Ya fueran los que habían comprado para ir a la guerra (sic) o los que habían capturado al enemigo, acababan en algún taller de calderería donde soldaban chapas al chasis y construían... Pues, en fin, pueden imaginar qué chapuzas.

La RNAS, o Royal Navy Air Service, una especie de cajón de sastre militar bajo el paraguas de la Marina, decidió poner orden y estandarizar la producción de automóviles blindados y autoametralladoras. Comenzó comprando tres chasis Delaunay-Belleville 40hp, con motores de seis cilindros. Diseñó su carrocería un personaje desconocido para la mayoría, Arthur Nickerson, de la RNAS, que sería conocido un poco más tarde por diseñar la torreta de la autoametralladora Rolls-Royce, ese mismo año, un poco más tarde. La autoametralladora Rolls-Royce es quizá la más famosa de todas de esa época y una de las mejores. ¿Recuerdan a Lawrence de Arabia al lado de una autoametralladora? Pues era una Rolls-Royce. Pero hablábamos de las tres Delaunay-Belleville.

Una de las Delaunay-Belleville del RNAS, recién carrozada en Dunquerque.

Los blindaron en Forges et Chantiers de France, una empresa de calderería de Dunquerque. Allí carrozaban todos los automóviles británicos desde que el comandante Charles Samson comenzó a poner orden en el asunto de las autoametralladoras. Es verdad que Samson intentaba que todos los blindados fueran los modelos estándar que proponía el Almirantazgo, pero se seguían fabricando blindados a medida de los caprichos de los oficiales británicos más adinerados, que a veces los pagaban de su propio bolsillo. Pasarían meses antes de poder erradicar esa costumbre.

Los tres Delaunay-Belleville fueron carrozados con acero de calderería a falta de planchas de acero blindado. Para entendernos, daban el pego, pero los agujereaba cualquier bala. Supongo (es un suponer) que no lo dirían a sus tripulantes, para no desanimarlos. Sin embargo, podemos apreciar en el diseño de la carrocería los esfuerzos de Samson por estandarizar la producción y el genio de Nickerson en los detalles. El RNAS de Samson hizo un buen papel en Flandes y Francia hasta que la guerra se enquistó en las trincheras, tan pronto llegó 1915. Las autoametralladoras se retiraron del frente occidental.

Samson regresó a North Kensington, a los cuarteles de la Royal Naval Armoured Car Division (División de automóviles blindados de la Marina Real). Allí formó el 14.º Escuadrón, con los tres Delaunay-Belleville, tres Clement-Talbot, seis Rolls-Royce y tres camiones blindados Seabrook. La mayor parte de estos vehículos, bastante maltratados por el uso, permaneció en North Kensington hasta el final de la guerra. Quizá luego los desguazaron. No se sabe exactamente qué fue de ellos.

Pero un Delaunay-Belleville tuvo una historia mucho más interesante que la de pasar el tiempo en los cuarteles. En el verano de 1915, le quitaron la carrocería blindada y la historia se divide en dos. 

El chasis Killen-Strait superó muchas pruebas y causó una gran impresión.

No tardaron en instalarle la carrocería de una autoametralladora Delaunay-Belleville.
Fíjense en la flechita, que señala hacia delante.

Impresionó a mucha gente, pero el invento no fue más allá.

La carrocería la instalaron encima de un tractor americano, un Killen-Strait. Estaban probando este tractor para tirar de piezas de artillería pesadas y a alguien se le ocurrió que podría servir también como vehículo blindado sobre orugas. Es exagerado decir que el Killen-Strait con la antigua carrocería de un Delaunay-Belleville fue el primer tanque, pero sí uno de los primeros... y más raros. Las pruebas impresionaron a mucha gente y sirvieron para que el verdadero tanque (que estaba construyéndose en otra parte) siguiera adelante. Pero la verdad es que la improvisada autoametralladora Killen-Strait era un trasto que no servía para andar contra el enemigo. Después de las pruebas, la carrocería se desguazó.

La batería de Rawlinson revolucionó la defensa antiaérea.
En la fotografía, lo que parece un Rolls-Royce hace de tender de la batería.

El chasis Delaunay-Belleville fue convertido en un camión. No en un camión cualquiera, sino en un camión ligero que la Marina (seguía siendo de la Marina) llamaba tender, y se destinó al área de Londres. Acabó en una unidad que escribió parte de la historia, la primera batería automóvil de artillería antiaérea de la Marina Real (RNVR), compuesta de 19 cañones y 30 proyectores antiaéreos, una creación de Toby Rawlinson. 


La unidad quedó a las órdenes del teniente-coronel Alfred (Toby) Rawlinson. Era un tipo famoso por juerguista y tarambana, el perfecto canalla deportista que se jugaba la vida con los aeroplanos y los automóviles antes de la guerra. Dejó su huella en los clubes del motor y todavía se le recuerda ahí. Era el tercero de los Rawlinson, baronet y hermano pequeño del general Sir Henry Rawlinson. ¡Quién iba a decir que un tipo como ése sería tan buen oficial! 

En 1917, en medio de una alarma antiaérea, Toby conducía su Delaunay-Belleville a toda pastilla por la playa de Foulness Island. La marea en esta zona es fortísima y deja al descubierto grandes extensiones de arena y Toby se lo estaría pasando en grande apretando el acelerador y buscando todo lo que daban de sí los seis cilindros del Delaunay-Belleville. En éstas, se salió de la zona segura de la playa, queriendo o sin querer, y se le atascó el vehículo en la arena húmeda. Cuando salió a ver qué había ocurrido, el fango engulló al Delaunay-Belleville, literalmente. Se lo tragó enterito. Se hundió en el fango hasta desaparecer, glups, y nunca más se ha vuelto a saber del último Delaunay-Belleville que sirvió como autoametralladora en la Marina Real británica.

Rawlinson tardó en recuperarse del susto.

Consternación matemática



Leo cosas que me llenan de consternación. De consternación matemática. Lean lo que sigue, procedente de un artículo de El País (La tercera vía se afianza entre los catalanes, 19 de julio de 2014).

El 45% de los encuestados está a favor de que Cataluña sea un Estado independiente, tres puntos más que en el sondeo de mayo. El 35% está en contra, y el 8% se quedaría con la opción intermedia del referéndum, a favor de que sea un Estado no independiente. Con estas cifras, Metroscopia calcula que la opción secesionista alcanzaría la mitad más uno de los votos con una participación alta, aproximadamente del 70%.

Repitan conmigo: Una opción saca el 45% de los votos (margen de error, un 3%). Si vota el 70% del censo, esa opción ya habrá obtenido la mitad más uno de los votos. 

¿Perdón? ¡Es lo que dice el artículo! El 45% puede ser la mitad más uno si vota más del 70% del censo. ¡Córcholis!

En números redondos, Cataluña tiene 7.250.000 habitantes y 5.500.000 ciudadanos (habitantes con derecho a voto). Pongamos que vote todo el censo. Todo. Un 45% de 5.500.000 son 2.475.000, no llegan a 2.750.001, que es la mitad más uno. Si comparamos con la población, el 45% del censo es algo así como el 34% de la población, lejos de la mitad (el 50%). 

Veamos lo del 70%. Si vota un 70% del censo, votan 3.850.000 ciudadanos. El 45% de 3.850.000 es 1.732.000, y siguen sin llegar a 1.925.001, que es la mitad más uno del 70% del censo, y está muy lejos de 2.750.001, que es la mitad más uno del total del censo. En tanto por ciento de la población, el 45% del 70% del censo no llega al 24%, menos de la mitad de la mitad más uno del total de habitantes. 

Vamos, que por mucha gente que sea, aunque sea muchísima, el 45% de una población nunca podrá ser la mitad de esa población más uno. Pero ¿qué importa? La gente que sostiene que en una manifestación caben doce o más personas por metro cuadradado es muy capaz de creerse que el 45% puede ser más que el 50%. Luego se preguntarán por qué el país va como va, pero la respuesta la dejaremos para otro día.

Cinco pies al gato


Ten cerca a tus amigos, pero más cerca a tus enemigos.
Dicho mafioso.

Es noticia que el señor Duran Lleida ha dimitido de su cargo como secretario general de CiU. Noticia que no sorpresa. El gallinero hace tiempo que anda alborotado por los quiquiriquís de Mas y Duran y viendo venir al zorro de Junqueras, el de Huesca ha dicho que ahí te quedas tú con ése, que yo me largo. ¡Se nos va a zampar todo el gallinero! ¿Quién se viene conmigo?

Si se va para salvar los muebles o porque está hasta las narices es algo que no sabemos, pero que se va por culpa del Proceso, seguro, segurísimo. ¿Cómo puedo estar tan seguro? Porque hoy mismo ha desmentido insistentemente, en castellano y catalán, varias veces y categóricamente todas ellas que se vaya por culpa del Proceso. Eso quiere decir que sí, en efecto y sin duda alguna, se va por culpa del Proceso. Está tan claro y es tan evidente que no creo necesario explicar por qué dice una cosa cuando quiere decir la contraria.

Los periodistas dicen que había (cito) mal rollo y caras largas. El Gran Timonel se sentía incómodo y el calvo de Huesca, taxativo, ha dicho (cito textualmente) no busquen cinco pies al gato, que el referéndum del 9 de noviembre nada tiene que ver con mi dimisión. Se confirma, pues, que dimite a causa de la convocatoria del referéndum del 9 de noviembre.

El señor Duran exhibe las cicatrices provocadas por andarle buscando tres, o cinco, pies al gato.

Pero todo eso ¿a quién importa? Bah, es la murga de siempre. A mí lo que me ha llamado poderosamente la atención es lo de (vuelvo a citar) no le busquen cinco pies al gato

¿Qué habrá querído decir a los periodistas?

No está mal dicho, quede constancia de ello. Pero no es lo más habitual buscarle cinco pies al gato, pues lo normal es querer buscarle tres. O quizá sea del revés. El Diccionario de la Real Academia dice de buscarle tres, o cinco, pies al gato que es una locución verbal con dos significados. El primero, Buscar soluciones o razones faltas de fundamento o que no tienen sentido. El segundo, Empeñarse en cosas que pueden acarrear daño. ¿En cuál de los dos sentidos lo dijo el señor Duran? ¿Le dijo al periodista que no siguiera por ahí o iba a hacerse daño? ¡Qué amenaza tan sibilina!

La cuestión es si da lo mismo buscar tres o cinco pies al gato, y por qué tres o cinco. 

Acudiremos al Tesoro de la Lengua Castellana de Covarrubias, que dice: Buscar cinco pies al gato se dice de los que con sofisterías y embustes nos quieren hacer entender lo imposible; nació de que uno quiso probar que la gota del gato era pie.

Cervantes, en cambio, busca tres pies al gato en El Quijote. ¿Por qué tres y no cinco? La edición crítica de Rodríguez Marín dice que esta locución es un proverbio que significa (cito) buscar ocasión de pesadumbre y enojo. Luego va más allá y nos aclara ciertas cosas. Dice: Más corriente ha sido decir cinco pies, y parece más propio: lo uno, porque hallar tres pies a quien tiene cuatro es cosa fácil y nada ocasionada a pendencias, mientras que hallarle cinco es imposible; y lo otro, porque solía añadirse: y no tiene sino cuatro, y aun esta otra coletilla: no, que son cinco con el rabo.

Si no hemos entendido mal, buscarle tres pies al gato nos inclinaría a intentar demostrar algo sin sentido y buscarle cinco, provocar enojo dándole vueltas a un caso imposible. Según José María Iribarren, el dicho, tanto da con cuántos pies, Dícese, propiamente, de los que tientan la paciencia de alguno, con riesgo de irritarle. Impropiamente, se aplica a los que con embustes y engaños tratan de probar lo imposible. Es decir, que buscarle tres, o cinco, pies al gato es andar tocándole los huevos (perdón) a alguno.

¿Cuántos pies serán esta vez? ¿Tres o cinco?

La cosa se complica cuando el dicho vive la vida y se transforma. Existe No le busques traspiés (sic) al gato. Da a entender que los gatos no tropiezan nunca y que un traspiés de gato es cosa imposible de ver. Se non è vero, è ben trovato, pero el gato que intenta zamparse a Piolín va de traspiés en traspiés, por si no se habían fijado.

Quizá no sepan que en catalán se dice a veces buscar-li tres péls al gat (buscarle tres pelos al gato). Es un castellanismo, es decir, un proverbio importado. Pero en vez de pies, pelos. Será importado e irá de pelambre, pero no carece de lógica. A lo que me cuentan, y yo voy y me lo creo, el pelo de un gato sólo puede tener dos colores, pero el de una gata, tres. Por lo tanto, buscarle tres pelos al gato (macho) sería misión imposible y una imagen del complicarse la vida en naderías. Buscárselos a una gata (hembra), podría ser.

La mejor interpretación de este dicho que alguien se ha sacado de la manga es poética. No tiene relación con los pies del animal, sino con los pies de la métrica poética. Más que un proverbio, sería un juego de palabras. El pie es la unidad métrica de medida en un verso, que luego sería la sílaba. Gato tiene dos pies, ga-to, y será ga-to ahora y siempre. ¡No tiene sentido buscarle tres pies al gato! Mientras no sea ga-ti-to, naturalmente.

A éste mejor no andarle buscando tres, o cinco, pies al gato.

En todo caso, esta reunión de imposibles se refiere al sentido de complicarse la vida intentando justificar algo que no puede ser, pero nos aleja del significado de andar tocándole las narices al prójimo con peligro de mosqueo y bronca, el significado que, a decir de los sabios, tuvo en su origen.

El debate de cuántos pies hay que buscarle al gato es sumamente interesante, ya lo ven.

En casa y de calle (Gran Premio de Alemania 2014)


Los Mercedes Benz en la parrilla de salida.

En el Gran Premio de Alemania ha ganado el Mercedes Benz de Rosberg, en casa y de calle. El de su compañero Hamilton ha quedado tercero, después de salir desde muy atrás y subir y subir en la clasificación. Ha vuelto a sorprender Williams, con Bottas segundo y si no llega a chocar en la primera curva, de manera espectacular, quién sabe si no le habría hecho compañía Massa. Pobre, que no para. Red Bull, arriba, pero no tanto.

Ferrari ha hecho lo que ha podido. Raikkonen no ha podido puntuar y Alonso llegó a ser tercero... por poco tiempo. Ha acabado quinto. Ay... Uno añora cuando ganábamos cosas. 

Quizá por eso Niki Lauda haya declarado (literalmente) que el Ferrari de este año es una mierda. Claro que le paga Mercedes, pero eso no quita que pueda tener razón. Otro dato preocupante es que el circuito, uno de los que admite más espectadores y que suele estar muy lleno, no ha vendido tantas entradas como esperaba vender. ¿Se aburren los espectadores? Hace tiempo que corre ese rumor.

El avión rojo de combate



Hace días, descubrí un libro en mi librería habitual que despertó en mí las desmedidas ganas de poseerlo y lo compré. Se trata de un libro que edita Macadán, y antes de proseguir con el libro en cuestión, deseo mucha suerte a esta pequeña y recién nacida editorial. Pretende, ni más ni menos, ser (cito) una editorial marginal especializada en literatura de motor. ¡Bravo! ¡Mucha suerte! Estaré pendiente de vuestros libros.

¿Qué libro era ése que ha publicado Macadán? Ni más ni menos que Der Rote Kampfflieger, traducida al español como El avión rojo de combate y comprenderán mi tremenda curiosidad por leerlo si se fijan en su autor, Manfred von Richtofen. ¿Que quién era Manfred von Richtofen? Pero ¿quién ha hecho esa pregunta? Era, fíjense, el Barón Rojo. Mejor sería decir el Red Baron o el Diable Rouge, como le llamaban ingleses y franceses, pero lo de Barón Rojo ya me está bien y así lo conocemos por aquí. 

Manfred von Richtofen en 1916, al inicio de su carrera como piloto.

Manfred von Richtofen debe de ser el piloto de caza más famoso de todos los tiempos. Fue el as que derribó más aviones en la Gran Guerra, ¡ochenta!, pero muchos coinciden en que no fue el mejor piloto (pero sí un excelente tirador). Sin ir más lejos, el segundo de la lista de ases de la Gran Guerra, René Fonck, francés, derribó 75 aviones y ése sí que era un buen piloto. Pero ¿quién conoce a Fonck? Algún aficionado, no más. Si vamos al total de aviones derribados, Hartmann derribó 352 (!!?) en la Segunda Guerra Mundial, pero ¿cuántos de ustedes han oído hablar de Hartmann? En cambio, todos conocen (o dicen conocer) al Barón Rojo. No le resto méritos, no. Sólo quiero señalar que su nombre y sus hazañas bélicas se han convertido en leyenda, más allá de su figura histórica.

Últimamente se han publicado varias biografías del Barón Rojo. Editorial Almuzara ha publicado una brillantísima de J. Eduardo Caamaño, Manfred von Richtofen. El Barón Rojo, la más completa que hoy mismo pueden encontrar en las librerías escrita en español. La bibliografía en inglés es muy numerosa y excelente en algunos casos. Sin embargo, nada como las letras del mismísimo Barón Rojo para picarnos la curiosidad.

El Barón Rojo y su mascota, Moritz.

El libro que publica Macadán se lee en un pispás y hay que andar prevenido. En primer lugar, porque el alemán es un jovencito de veintipocos años que no tiene una gran afición por las letras, un vivalavirgen zascandil y alocado, un soldado que vive intensamente lo poco que le queda de vida, un pijo insensato metido en caballero del aire, un asesino en aeroplano, incluso un héroe de veras, que no sé cómo llamarlo. En segundo lugar, porque es un texto de propaganda, publicado para ensalzar la figura del nuevo héroe alemán, porque en eso se convirtió el Barón Rojo. No esperen literatura, pero sí un libro muy interesante (especialmente, para los friquis de mi especie y condición). Es, digámoslo así, un documento de época, pero se lee muy bien.

Los ingleses enterraron al Barón Rojo con honores militares.
¡Eran otros tiempos!

Poco después de escribir este librito, el Barón Rojo recibe un tiro en la cabeza que casi lo mata. A partir de ese momento, dicen, su comportamiento se altera. Se vuelve huraño y reservado en tierra y suicida en el aire, hasta que sucedió lo que tenía que suceder: en un combate aéreo, lo matan y derriban en el Somme. No nace ahí la leyenda, pero se confirma. 

Acabo. Felicito a Macadán por una edición excelente y muy bien anotada. Los anexos, con los croquis de los aeroplanos del Barón Rojo y sus características técnicas, es muy bien recibido. Sólo por avaricia, me hubiera gustado un croquis de los aeroplanos derribados, pero eso sería una enciclopedia de la aviación, no unas memorias del piloto de caza más famoso de todos los tiempos. 

A una virgen, sí, y a las demás, no


La Medalla de Oro al Mérito Policial.

La Medalla de Oro al Mérito Policial no es moco de pavo. El Cuerpo Nacional de Policía no puede otorgar mayor distinción. Se reserva para casos excepcionales, normalmente para policías o, como dicen ahora, miembros de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado. Premia el valor, la perseverancia, el sacrificio... y sólo en muy raras ocasiones la policía premia con la Medalla de Oro al Mérito Policial a terceros. Será así cuando esas personas (cito) se hagan acreedoras a ello por su decisiva colaboración con aquellos funcionarios, practiquen actos de relevante importancia en defensa del orden, de las personas o de la propiedad, o así resulte aconsejable por otros importantes motivos.

La figura condecorada por el ministro el pasado febrero.

Pues va el ministro Fernández y otorga la medalla a María Santísima del Amor. ¿Quién es María Santísima del Amor? ¿Qué ha hecho para merecer el premio? Quién es no es fácil de decir, porque no es propiamente quién, sino qué. Es la virgen que saca a pasear la Cofradía de Nuestro Padre Jesús el Rico de Málaga cuando llega la Semana Santa. El ministro ha concedido la medalla a título honorífico a una imagen de la Virgen María, no a la Virgen María. En otras palabras, es como si en vez de concederme la medalla, a mí, la concediera a mi fotografía del DNI, venerada por los funcionarios del Registro Civil. Suponiendo que yo mereciera la medalla, naturalmente.

El porqué también tiene tela. En primer lugar, porque al ministro le da la gana, porque la concesión de la medalla es arbitraria (una forma de decirlo con elegancia) y el ministro la da a quien quiere. Además, sigue razonando el ministerio (cito), La vinculación histórica entre la policía y la cofradía se remonta, cuando menos, al 14 de junio de 1938, fecha en la que la Orden General del llamado entonces Ministerio Público testificaba el nombramiento como Hermano Mayor Honorario de la Cofradía al Cuerpo de Investigación y Vigilancia, uno de los antecesores del actual Cuerpo Nacional de Policía. En 1938, en medio de la Guerra Civil y después de la ocupación de Málaga el año anterior (seguida de fusilamientos y represalias), cuando el Cuerpo de Investigación y Vigilancia citado detenía discrecionalmente a cualquier desafecto al Régimen. 

Por si eso no fuera suficiente, se elogian los valores que doña María Santísima del Amor comparte con el Cuerpo Nacional de Policía, a saber (cito), la dedicación, el desvelo, la solidaridad y el sacrificio, lo que no está mal para ser un pedazo de madera que sacan a pasear durante las vacaciones de Semana Santa. En la concesión de la medalla, además, el ministro solicita el manto de protección (sic) de la susodicha para llevar a cabo la difícil misión de la policía.

La efigie condecorada, apatrullando la ciudad.

Perdón por hablar tan brutalmente de un pedazo de madera, pero a uno le vienen ganas. La cofradía malagueña solicitó la medalla para su virgen (no para la Virgen) la Semana Santa de 2013. Alguien se tomó en serio la solicitud, cosa que sorprende. El pasado 31 de enero, la Dirección General de Policía dió el visto bueno a la concesión de la medalla. A mediados de febrero, el ministro accedió e impuso la condecoración a María Santísima del Amor, la de Málaga, que no a la Virgen María, que es de Málaga y de donde haga falta. Porque si se le concede a María Santísima del Amor, ¿por qué no a Montserrat, Nuria, Aránzazu, Dolores, Angustias, Carmen...? ¿No son la misma Señora? ¡Ya puestos! Será que el ministerio cree que se trata de vírgenes diferentes, que nada tienen que ver una con otra, que una sí que ayuda a la policía, pero la otra... En fin, qué les voy a contar. ¿Tenemos un ministro idólatra?

Contrariamente a lo que se dice, el ministro no es un carca.
Prueba de ello es que tiene un esmarfón y hace tuits cuando se aburre.

El pitorreo fue mayúsculo, pero también el escándalo. Pero no es la primera vez que ocurre. Sin ir demasiado lejos, la Virgen del Pilar recibió, en 2012, la Gran Cruz de la Guardia Civil, que pasó entonces desapercibida. Quizá porque el ministro de Defensa es más discreto que el de Interior o quizá porque fuera un acto folclórico. No entraré en el trapo de las medallas concedidas por el gobierno a obispos, sacerdotes o demás, porque tratándose de personas y haciendo algunas de ellas actos de notable valor social, quizá se hayan repartido con justicia, pero echarle medallas a la imagen de una virgen tiene su enjundia.

Una asociación llevó el caso a la Audiencia Nacional el pasado mes de abril. Como no podía ser de otra manera, es la Asociación Europa Laica. La Sala de lo Contencioso Administrativo admitió a trámite la demanda que reclama que le quiten lo bailao. Perdón, pide que se anule la orden que concede la medalla a María Santísima del Amor. En primer lugar, porque no es policía. En segundo lugar, porque no es persona. Si no es persona, no tiene entidad jurídica. Aunque la concesión de la medalla es arbitraria, discrecional, el ministro sólo puede concedérsela a una persona y no a una imagen de la Virgen, que (cito) no está sujeta a obligaciones como tampoco puede serlo de derechos ni siquiera honoríficos. Ahí queda eso.

En cualquier caso, resta pendiente la decisión del tribunal, que tiene una buena encima de la mesa. Porque ¿verdad que todavía no ha habido un fallo del tribunal? Estará al caer.

Yo tengo las cosas claras y diré que no tienen que mezclarse churras con merinas. Si quieren colgarle una medalla a no sé qué cofradía, pues se la cuelgan, porque quizá la merezca. Algunas de estas asociaciones llevan a cabo una labor social o cultural que puede considerarse digna de reconocimiento público. Si acaso luego discutiremos si tal grupo de personas merece o no merece el premio. En cambio, lo de andar condecorando los ídolos que portan de aquí para allá tiene un punto de absurdo y ridículo que no tiene igual.

La Coca-Cola nazi (y finalmente, V)


Soldados alemanes fotografiados durante un permiso en Alemania, hacia 1940.

Coca-Cola GmbH pudo seguir fabricando la auténtica Coca-Cola hasta finales de 1941. Tan pronto Hitler declaró la guerra a los Estados Unidos de América, Max Keith se quedó solo al frente de la empresa... y sin jarabe americano. A partir de entonces y hasta el final de la guerra, la botella de Coca-Cola se convirtió en un artículo de lujo, en algo raro y escaso, y por lo tanto, en algo apreciadísimo.

Los alemanes se quedaron sin Coca-Cola, pero nunca faltó Coca-Cola para los americanos.

Cuenta la historia que a finales de 1942 y principios de 1943, los americanos desembarcaron en el norte de África y lucharon contra los alemanes en Túnez. Al principio no les fue muy bien y en una de ésas los alemanes capturaron un cargamento de Coca-Cola que pretendía ser el suministro de la 1.ª División Acorazada de los americanos. Apetece mucho una Coca-Cola fresquita en medio del desierto, pero allá no crecen las neveras y una Coca-Cola caliente es, la verdad sea dicha, un asco. Así que los soldados alemanes de a pie no sabían muy bien qué hacer con aquellos miles de botellines capturados al enemigo.

Pero ¿dónde habré metido yo la Coca-Cola?

Entonces apareció un oficial de la Luftwaffe. Pilotaba un Messerschmitt Bf 109 del Jagdgeschwader 53 (Ala de Cazas 53). Tampoco tenía neveras, pero tenía aviones. Cuenta la historia que los pilotos alemanes compraron todos los botellines de Coca-Cola a los soldados de infantería a precio de ganga. Cada vez que salían de patrulla, los pilotos llevaban algunas botellas consigo. A miles de metros de altura, baja la temperatura de forma considerable. Las botellas llegaban abajo frías, sino congeladas, y los pilotos las envolvían en toallas para conservar su temperatura, hasta que tocaba beberlas ¡bien fresquitas!

A falta de Coca-Cola, ya les dije, inventaron la Fanta en 1939, mientras los alemanes se echaban sobre Polonia y estallaba la Segunda Guerra Mundial. Fanta viene de Fantasie, porque dicen que Keith expuso a su equipo la situación (nos quedamos sin jarabe, muchachos) y les pidió un poco de imaginación (Fantasie) para encontrar una solución a tan peliagudo problema. 

Fanta, en 1943.
Perdían la guerra, pero de manera refrescante.

Fanta fue un éxito. Se vendieron millones de botellines durante la guerra. Una vez más, Keith consiguió que los problemas de los demás no fueran los propios arrimándose al poder. Consiguió azúcar suficiente para una bebida refrescante gracias a sus contactos. El azúcar no era fácil de conseguir en Alemania y se dice que las amas de casa compraban Fanta para cocinar con ella, ¡porque era azucarada! Un día buscaremos las recetas de guerra a base de Fanta, pero hoy, no.

Acabó la guerra y con las tropas aliadas llegaron los jefes de Coca-Cola de los Estados Unidos. ¡Sorpresa! Max Keith rindió cuentas del negocio, los puso al día de las compras y ventas y les entregó la parte correspondiente de los beneficios. También, la fórmula y la patente de Fanta. Hasta las fábricas de Fanta. Todo. ¡Coca-Cola había hecho un buen negocio con el enemigo! 

Aunque el señor Keith se arrimó tantísimo al poder nacionalsocialista, fue rápidamente desnazificado y continuó al frente de Coca-Cola GmbH durante los difíciles años de la postguerra y un poco después. Dudo mucho que Coca-Cola hubiera dado con otro sinvergüenza mejor dotado para el cargo, más hábil y escurridizo que herr Keith, y su desnazificación seguro que se debió, en parte, a su habilidad para hacer amigos.

Fanta se fabricó con zumo de manzana y pomelo. Hoy se fabrica en más de ochenta sabores en todo el mundo, incluídos algunos muy raros, la verdad, aunque los más famosos son los de naranja y limón. Se venden millones de litros de Fanta en todas partes. Es lo que queda de la aventura nacionalsocialista de Coca-Cola GmbH.