Catalanes todos



Me da la gana de decir que Javier Pérez Andújar es uno de los mejores escritores en lengua española de ahora mismo. Sus artículos en El País son un dulce que siempre me ha hecho arrancar vítores y aplausos. En el ámbito novelesco, Los príncipes valientes o Paseos con mi madre son obras de una gran calidad literaria, deslumbrantes. Entonces llega uno a Catalanes todos y no sabe por dónde cogerla. ¿Porque no es tan buena? ¡No, al contrario! Es magnífica.

Pero es diferente. De hecho, Catalanes todos se escribió como ensayo en 2002 (si no recuerdo mal). Relataba las visitas de Franco a Barcelona y nos mostraba la burguesía catalana en todo su apogeo y plenitud, cuando aplaudía al Caudillo y vivía la mar de contenta bajo su tutela. Es un ejercicio muy estimulante el de Pérez Andújar, que recorrió las páginas del ¡Hola! de los años 40, 50 y 60 para dar con los mismos apellidos que hoy leemos tantas veces en los periódicos, ésos que mandan en la sociedad civil, militar y eclesiástica del país. Como dijo Lampedusa, todo tiene que cambiar para seguir igual.

Franco y Porcioles, aclamados delante de la catedral.

Ahora ha vuelto a escribir Catalanes todos, pero esta vez como novela. El autor dice que la ha cambiado toda, de arriba abajo, que hay cien páginas que antes no había, que ha introducido personajes de ficción para torear los diversos acontecimientos del franquismo en Barcelona y Cataluña... Luego ha añadido un vodevil (sic) sobre la dimisión de Suárez y la Transición, y Catalanes todos que edita Tusquets ya no es una obra, sino dos. El resultado es inédito y sorprendente. Para algunos será desconcertante; para otros, irritante, al verse tan expuestos; para los más, una risa, que siempre viene bien; en cualquier caso, aunque parezca una obra menor (que no lo es), la literatura asoma sus narices en cada página, lo que tiene mucho mérito.

La primera versión de la obra, como ensayo.

Pérez Andújar se deja ir y se ríe de sí mismo y de todos los demás. El sentido del humor de Catalanes todos es descacharrante y tremendamente absurdo. Imagínense, Franco abducido por unos extraterrestres... Es eso que llaman surrealista, si uno acepta que los Hermanos Marx eran surrealistas. Mejor, Gila. Pero las páginas más desconcertantes del conjunto, las que son más inverosímiles, suelen ser las que ocurrieron de verdad y se pueden leer en las hemerotecas. De risa en risa, levantamos la vista y contemplamos a ésos que ahora nos mandan y comprobamos que Pérez Andújar es ese niño que vio al emperador desnudo. ¡Bravo!

P.S. El diseño de la portada... ¡Otro aplauso!

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