Obscenidad


De izquiera a derecha: Diana Garrigosa, señora de don Pasqual (se ve apenas la mitad); don Pasqual, de azul y ausente; don Ernest, segundo en la lista de ERC; el doctor Terricabras, profesor de filosofía wittgensteiniana (del segundo Wittgenstein); el actual líder de ERC, principal socio del gobierno de CiU y Jefe de la Oposición, el señor Junqueras.

Pocas veces he sentido tanto asco y tanta pena ante el comportamiento de una familia y de un partido político.

Don Pasqual Maragall fue alcalde de Barcelona y presidente de la Generalidad de Cataluña. En su carrera política hay de todo, bueno y malo, y sin duda pasará a la historia como uno de los mejores alcaldes que ha tenido Barcelona, con mucha diferencia, y como un presidente inepto, por decirlo suavemente y sin faltar a la educación. Muchos que lo votamos con ilusión, esperando defenestrar al pujolismo y dejarlo atrás, nos llevamos una de las mayores desilusiones políticas que se recuerdan.

Su retirada de la política fue auspiciada por sus compañeros de partido y provocada por sus socios de gobierno, con el visto bueno de la oposición. Sólo les pido que recuerden el pacto Mas-Zapatero. Aunque don Pasqual proporcionó motivos a más de uno para desear el fin de su mandato como presidente, le traicionaron y vendieron amigos y enemigos, compañeros del partido, socios del gobierno, gente próxima, y su derrota política, por muy predecible que fuera, se confunde con un drama humano que, imagino, fue muy triste y traumático.

Con todo, es querido y respetado y seguramente merece homenajes y reconocimientos. Pero recordemos que padece una enfermedad degenerativa que le priva de sus facultades mentales, el alzheimer, y que se retiró de la vida pública por esa razón. Lo mejor que puede hacerse por él es recordar lo bueno que hizo, pasar por alto sus defectos, corregir sus errores con discreción. Si se decide homenajearlo en público, que sea institucionalmente, o mediante una iniciativa ciudadana.

Sin embargo, este fin de semana ha aparecido en público, en un mítin de ERC. Su hermano es el segundo de la lista en las elecciones europeas, después de cambiar de chaqueta. Don Ernest es muy libre de cambiar de chaqueta, tiene sus razones para abandonar el socialismo y apuntarse al nacionalismo, pero es obsceno que se sirva de su hermano para hacer propaganda del partido que ahora le acoge y de su candidatura política. Es obsceno que la figura de un enfermo sea utilizada por la familia para vengarse de sus antiguos socios y amigos. Es obsceno que un partido político (en este caso, ERC) emplee este recurso para llamar la atención. Obsceno. 

He leído las justificaciones de la señora de don Pasqual, que asegura que los mismos que traicionaron a su marido son los que ahora critican que se le manipule. Pero, señora, ¿quién está traicionando ahora a la memoria de su marido? ¿Quién lo está manipulando? ¿No ve cuánto daño le hace?

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