La "Santa María" o lo que queda de ella


Una reconstrucción de cómo podría haber sido la Santa María.

Andan arqueólogos e historiadores una tanto revueltos estos días porque va uno y dice que ha dado con los restos de la Santa María. Ya saben, la Pinta, la Niña y la Santa María, que sería la nao capitana de Cristóbal Colón en su primer viaje hacia Cipango, que dio con las islas del mar Caribe. Ahora no discutiremos si Columbus era en verdad Colón, Colomba o Colom, si era genovés, de Ceuta, de Mollerussa o sueco de Suecia. No viene al caso y tampoco importa demasiado. Es otra cuestión la que excita los ánimos.

Porque va el señor don Barry Clifford y anuncia a bombo y platillo que ha dado con los restos de la Santa María. Los periodistas, ávidos de titulares, se suman a la publicidad. ¡La Santa María...! The Independent es el primer periódico en hacer de bocina del señor Clifford, en exclusiva, y la noticia corre luego como la pólvora.

Todas las evidencias geográficas y arqueológicas y la topografía submarina nos mueven a pensar que este pecio es el de la famosa nao capitana de Colón, la Santa María, declara el arqueólogo submarino, que luego agradece mucho la ayuda de las autoridades de Haití. ¿Será verdad? ¿Han dado con la Santa María?

Hay que explicar cuál fue el destino de la Santa María para proseguir con esta noticia. Iba Colón de aquí para allá cuando, la Nochebuena de 1492, la mala mar le hizo encallar en la costa del norte de Haití. Tan mal encalló que no dieron un duro por la nao y el almirante ordenó desguazarla y aprovechar todos los pedazos para construir un asentamiento, el fuerte Navidad. A decir de los testigos, no quedó ni un clavo (sic) de la Santa María. Nada. La desmontaron toda.

Una visión romántica del naufragio. 

En 2003, unos arqueólogos dieron con lo que podría ser el fuerte Navidad, que todavía está por ver si es verdad. Clifford dedujo que la Santa María no andaría lejos y comenzó a buscar. Ha dicho que ha dado con ella después de una campaña de arqueología no intrusiva (sic) basada en barridos fotográficos y topográficos del fondo marino. C'est voilà! ¡La Santa María!

Lo que ha encontrado ha sido poco más o menos lo que esperaba encontrar, es decir, el lastre (un montón de piedras). El resto se lo llevaron los españoles tierra adentro, para levantar el fuerte. Aunque dicen haber dado también con un cañón, caramba, que nadie ha podido examinar de cerca, ni siquiera el señor Clifford. ¿Perdieron un cañón los marinos de Colón? Ahora que tienen localizado el pecio, han pedido poder iniciar la excavación propiamente dicha, y ya veremos.

La Santa María se construyó en la segunda mitad del siglo XV en los astilleros vascos, que sabían de navegar en aguas bravas, y partió hacia Japón tropezando con el Caribe en 1492. De las Canarias a las Bahamas tardó 37 días. Entonces comenzó un periplo caribeño en busca de japoneses que, diez semanas más tarde, le llevó a perder la Santa María en Haití sin haber dado todavía con un maldito japonés. Eso le sirvió para dejar a parte de su tripulación en el Caribe, regresar a España con los otros dos navíos y presumir de haber dado al fin con la ruta hasta el Japón sin tener que circunnavegar África. De Japón a China y de ahí a las especias, un paso, nada, y ya verían los portugueses lo que vale un peine. Luego resultó que no había dado con el Japón, sino América, pero ésa es otra historia.

¿Tiene razón el señor Clifford? El director de la Oficina de Ciencias Submarinas de la Universidad de Indiana, EE.UU., que acompañaba a Clifford en sus pesquisas, se muestra más prudente que la prensa. Habrá que excavar, dice, y llevar a cabo una detallada investigación científica para corroborar esta teoría. Pero no le quitan la ilusión del cuerpo. Hay fuertes indicios que señalan que esta podría ser la Santa María, añade sonriendo. ¡Es un caramelo tan dulce!

Los arqueólogos y los historiadores españoles se muestran más escépticos. Normal. Por un lado tienen la envidia, tan hispana. Por el otro, dudas razonables, que se acrecientan si uno considera que no cuentan con datos suficientes para darle o quitarle la razón al señor Clifford. ¿Qué dudas tienen?

La primera, que sólo con el lastre ¿pueden identificar el pecio de la Santa María? Es sólo un montón de piedras. Se hace difícil creer que pueda demostrarse que ese montón de piedras de lastre son de la Santa María. ¿Hay más pruebas físicas? Mentan un cañón, pero ¿cómo es? Todavía no lo han visto ni analizado. Siendo zona de naufragios, peor me lo ponen y las pruebas han de ser más y más convincentes para disipar cualquier duda. Porque en vez de la Santa María podría ser de cualquiera.

La segunda es una duda muy razonable. Según los estudios geológicos, el lugar donde embarrancó la Santa María está ahora tierra adentro, no bajo el mar, porque la línea de costa se ha movido y lo que antes era fondo marino ahora es tierra firme. Si tal es el caso, ¿qué hace la Santa María mar adentro? Esto tiene que aclararse.

Sea como sea, los arqueólogos marinos españoles han pedido conocer las pruebas que esgrime el señor Clifford y le han preguntado a él y al gobierno de Haití, por ver qué hay y emitir una crítica y un juicio razonables. La mayoría sostiene que si sólo han dado con el lastre y no tienen más pruebas, decir que el pecio corresponde a la Santa María es mucho decir y nada seguro. Pero también se muestran muy interesados en los restos, porque si no fueran los de la Santa María, podrían ser los de un navío de principios del siglo XVI, por qué no, y eso también sería fabuloso. Ahora mismo, que yo sepa, no saben más que yo, que es poco.

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