El eco de una explosión


Este gráfico ha sido elaborado con las observaciones del telescopio BICEP2. Publicarlo y ver a los astrofísicos dando saltos de alegría ha sido todo uno. 

Andan los astrofísicos como locos de puro contento. Un observatorio astronómico en la Antártida, el BICEP2, ha descubierto... Eh... No sabría decir qué ha descubierto exactamente. Los científicos intentan explicarlo que se entienda y dicen que ha descubierto el eco del Big Bang, la explosión que fue el origen de todo. 

Por lo visto, el catapún inicial generó unas ondas gravitacionales. Esas ondas alteran el curso de los fotones que andan de aquí para allá por el espacio. De ahí que el ruido de fondo del espacio se deforme al paso de estas ondas gravitacionales. No es exactamente un eco, pero como si lo fuera. En todo caso, hay que tener un oído muy fino para percibir esta variación en el ruido de fondo. Ese oído es la estación BICEP2. 

Para que se hagan una idea, imagínense su aparato de radio entre emisora y emisora. Se oye un zumbido, un siseo, ruido. Ese ruido son las ondas electromagnéticas que van de aquí para allá por el espacio. Es un sonido aleatorio, pero a poco que uno observe comienza a descubrir patrones estadísticos. El BICEP2 no ha hecho más que buscar donde le habían dicho que tenía que buscar y ha descubierto que ese zumbido ahora sube, ahora baja, más allá del azar. Ese comportamiento había sido predicho por un modelo inflacionista, que sostenía que las ondas gravitacionales lo alterarían de esa determinada manera, y c'est voilà! ¡Por eso los científicos están tan contentos!

El BICEP2, en los confines de la tierra, mirando hacia el espacio.

El universo tuvo un momento inicial muy singular. Pasó de no existir a existir, de no tener espacio a tenerlo, y al tenerlo, pudo comenzar a contar el tiempo. Al tener espacio, también pasó a existir el vacío, que no está vacío, sino atravesado aleatoriamente por ondas y corpúsculos de ésos que vuelven majaras a los físicos cuánticos. Puede definirse, pues, cómo era el vacío inicial.

A partir de entonces, comenzó la llamada Era de Planck, que duró aproximadamente 0,00000000000000000000000000000000000000000001 segundos, si no he contado mal los ceros. En esa era manda la mecánica cuántica, porque había muy poco espacio que considerar. En general, no da muchos problemas teóricos.

Entonces el universo creció muy violentamente y muy deprisa. Es la llamada inflación cósmica, que sí que pone patas arriba a toda la física contemporánea. El universo pasó de caber todo dentro de un guisante a tener el tamaño de una pelota de fútbol. La inflación acabó cuando habían pasado 0,0000000000000000000000000000001 segundos, y espero no haberme descontado. A partir de entonces, se calma todo el asunto y la física vuelve a ser considerada normal... o no tanto, que le llaman la Era Oscura (qué miedo).

Los científicos responsables de BICEP2 intentaron explicar lo que habían descubierto empleando este mismo gráfico. Ustedes mismos.

En esa etapa de expansión tan bestia, la mecánica cuántica y la teoría de la relatividad general, las dos principales teorías de la física contemporánea, parece que se dan de bofetadas. Durante la inflación ¿es cierto que las cosas (radiaciones, partículas, etc.) se habían movido más rápido que la luz? Eso no podía ser, porque entonces ¿cómo pasaron a moverse más despacio?

Se arregla la cuestión si se meten en la ecuación esas ondas gravitacionales primigenias (sic) creadas por la llamada fluctuación del vacío cuántico. Eh... Vamos de mal en peor, ¿verdad? Digamos que durante la Era de Planck el vacío tenía unas características y durante la inflación éstas tuvieron que cambiar de tal modo que no se violara ni la mecánica cuántica ni la teoría general de la relatividad. Ya saben, el vacío no es la nada, sino un lugar de paso, etcétera.

Cambió el vacío y al cambiar (digamos que se dilató) generó ondas gravitacionales. Esas ondas siguen dando vueltas por ahí, han alterado el ruido de fondo de forma sutil y eso ha sido lo que (parece que) ha detectado el observatorio BICEP2.

Dicho esto, seguro, seguro, que he dicho algo que no debía y que me habré explicado mal. Pero da lo mismo. Lo que importa es que la ciencia acaba de dar un paso adelante de los que hacen historia, aunque no sepamos muy bien en qué consiste. Felicidades, pues. Andan todos tan contentos que me da grima seguir preguntando por qué.

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