Cuestión de números



Así que se habla de los presupuestos de la Generalidad de Cataluña, o de otros cualesquiera, todo el mundo saca el lápiz, hace cuatro números y barre para casa. 

Así, por ejemplo, tanto CiU como ERC aseguran que son los presupuestos más sociales de los que se tiene memoria, pues dedican el 71% del total a asuntos sociales. Habría que ver, en primer lugar, si algunos asuntos que consideran sociales son sociales. En segundo lugar, además, hay que comparar el gasto (o inversión) en sanidad pública o educación, por ejemplo, con los últimos presupuestos conocidos (los de hace dos años). También, calcular los valores absolutos y relativos, pero corregidos por la inflación, para poder comparar.

Conviene recordar quiénes apoyan ahora los recortes y su institucionalización.
También conviene registrar un nuevo significado de la palabra cinismo.

Uno explora en los presupuestos y descubre a la consejera de Educación presumiendo del incremento del total dedicado a becas-comedor. Mejor que calle. Se ha doblado la demanda, pero el total dedicado a estas ayudas sociales ha pasado de 23 a 26 millones (en números redondos), que es tanto como lo que se gastó en el último ejercicio tripartito. En verdad, es menos, por la inflación, y menos también porque la demanda se ha doblado y no se puede satisfacer ni con tan generoso incremento. 

Eso sí, se gastarán de tres a cinco veces más millones en urnas para la Consulta, lo que es una gilipollez. ¿Por qué es una gilipollez? Porque si la Consulta es legal, los gastos corren a cargo del Estado y no le cuesta un duro a la Generalidad de Cataluña; si no es legal, no se hará y se habrán tirado millones de euros a la basura. Una gilipollez.

Si el gasto puramente publicitario de la Consulta se dedicara a becas-comedor, pasaríamos de 23 a 35 millones de euros, más o menos. Podríamos satisfacer decenas de miles de demandas de becas-comedor. A este cálculo se le llama demagogia en círculos próximos a la carcunda nacional catalana, lo que me convierte en demagogo. Vale, mira quién habla.

Examinemos otra partida presupuestaria, importantísima, la sanitaria.

Enseguida sale a la luz que el gasto sanitario por catalán caerá (con suerte) hasta los 1.095 euros en 2014. En 2010 ya era bajo en comparación con la media española, pero aunque casi alcanzaba los 1.400 euros. Dicen que tenemos que ir hacia atrás, hasta 2003 o 2004, para encontrar un gasto sanitario por catalán y año comparable, que resultó ser, entonces, un poco más de 1.100 euros por catalán y año. ¡Hemos retrocedido diez años!, protesta la oposición.

No, no hemos retrocedido diez años. Hemos retrocedido Mas. Más, quiero decir. Mucho. Consideremos la inflación. 1.100 euros de 2003 son como 1.400 de hoy, más o menos. 1.095 euros de hoy son como unos 850 euros de 2003. Es decir, el gasto sanitario por catalán equivalente de hoy no es comparable al de 2003, sino que tenemos que retroceder hasta los años noventa para encontrar un valor tan bajo. 

Resumen: No hemos retrocedido diez años, sino ¡veinte! 

Como ven, el tema es muy interesante.

Con el total del gasto social sucede más o menos lo mismo. El retroceso no es de una década, sino de una década y media, por lo bajo. 

A veces, tomar la calculadora y echar unos números pone de muy mal humor.

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