El reloj del señor McGann


Geoffrey McGann, fotografiado por la policía del condado de Alameda, California.

El noviembre pasado, Geoffrey McGann, un creativo publicitario, fue arrestado en el aeropuerto de Oakland, en el condado de Alameda, California, EE.UU. Es el caballero de la fotografía. Se la hicieron en la comisaría del aeropuerto y aparece con todo el aspecto de un sospechoso, como suele ser habitual en el retrato de una ficha policial.

Cómo acabó así el señor McGann es lo que trato de explicar. No tenía por qué haber acabado fichado y esposado. Es profesor de su especialidad, está casado, tiene una hija de once años, ha trabajado en varias empresas del sector publicitario y ahora mismo tiene un cargo directivo en una empresa multinacional que gestiona un sistema de generación de contenidos (sic). Nada del otro jueves. Ah, se me olvidaba (y es importante): es bajito.

Pero les vuelvo a decir que el señor McGann es un creativo. En pocas palabras, cuesta considerarlo normal en un entorno oficinesco estándar. Viste como quiere, se aleja de los convencionalismos, tiene inquietudes intelectuales y aficiones artísticas. Hasta leerá libros, seguro. ¡El no da más!

Si el señor McGann hubiera volcado su talento artístico en la pintura o la papiroflexia, no habría pasado nada, pero el señor McGann se ha aficionado a los relojes. Él mismo fabrica artesanalmente relojes que luego regala a sus amigos y dice de ellos que son obras de arte. La policía del condado de Alameda, en California, EE.UU., no piensa lo mismo.

Un viernes del pasado noviembre, decía, el señor McGann se presentó en el aeropuerto de Oakland con vestimenta pseudomilitar (cómoda, al fin y al cabo) y unas botas dos tallas más grandes. Sin equipaje, porque volaba de San Francisco a Los Ángeles y pensaba volver ese mismo día. Por negocios.

El aspecto desastrado y poco habitual del señor McGann es habitual entre algunos creativos publicitarios, pero despertó las sospechas de la policía. Cuando dieron con el reloj que llevaba encima, sonaron todas las alarmas.

El reloj del señor McGann, fotografiado por la policía del condado de Alameda, California.

La policía le acusó de llevar encima todos los componentes necesarios para construir un IED. ¿Un qué? Un Improvised Explosive Device, un artefacto explosivo improvisado (mejor dicho, no estándar). Es más, el hueco entre la plantilla y la suela de su zapato parecía diseñado a propósito para contener explosivos. Fue inmediatamente arrestado y fichado. Por (presunto) terrorista. Dio con sus huesos en la cárcel de Santa Rita, acusado de llevar encima material para fabricar bombas.

McGann argumentó que el hueco entre la plantilla y la suela de sus zapatos tenía una explicación prosaica y vergonzosa: era bajito y quería disimularlo. Llevaba calzas que había diseñado él mismo. ¡Para parecer más alto! De ahí los zapatos dos tallas más grandes. Su traje militar... ¿Qué ley prohíbe vestir una parka verde llena de bolsillos? En cuanto al reloj, es una obra de arte, dijo. Los fabrico yo mismo. Pura artesanía.

Los interrogatorios a los que fue sometido demostraron que McGann quizá fuera imbécil, pero no un terrorista. Nosotros sabemos que no era imbécil, sino creativo publicitario de una empresa de generación de contenidos, algo que se le parece mucho, pero que no es lo mismo. Quedaba la duda de qué hacer con él.

Lo arrestaron un viernes. Pudo librarse de la cárcel con una fianza de 150.000 dólares, que pagó el sábado. El lunes, delante del juez, el fiscal retiró todos los cargos y el señor McGann respiró otra vez libre.
 
McGann no es el único en diseñar relojes poco apropiados para un aeropuerto.
Les presento el reloj despertador Defusable.
Vean cómo funciona en: http://youtu.be/mKXOfAOmzvA.

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