¿Sujeto, objeto o estulticia?


 

El señor Mas parece Cantinflas hablando de filosofía política. En una ocasión reciente, su verbo mesiánico se (pre)ocupaba de una cuestión en apariencia enjundiosa, sosteniendo la necesidad de que Cataluña fuera sujeto político, que no objeto político. El discurso se convirtió en una enumeración: el sujeto hace esto o lo otro, pero el objeto padece tal o cual imposición, y venga ejemplos, uno tras otro.

En resumen, el señor Mas, una vez más, expone al público una profunda e inabarcable estulticia conceptual. Como dijo Nietzsche, parece profundo lo que dice porque detrás de esa palabrería se abre el abismo de la nada.

Visto lo visto, después de tanta confusión de ideas, considero conveniente recordar quién es el sujeto político en un Estado democrático, social y de derecho, como el nuestro, y qué es un objeto político. A partir de ahí, que cada uno piense lo que quiera.

Vamos a comenzar por la parte más fácil: quién es o puede ser sujeto político.

El sujeto político es el ciudadano. Punto.

Es decir, Cataluña no puede ser sujeto político. España, tampoco. Ni siquiera Europa. Los territorios no son sujetos políticos, en general. Tampoco son sujeto político ni pueden serlo los catalanes, los españoles o los europeos en su conjunto. Un grupo de gente considerado en su totalidad o en su mayor parte no puede ser sujeto político. Los sujetos políticos serán los ciudadanos catalanes, españoles o europeos uno a uno.

Porque el sujeto es quien ejerce sus derechos políticos, los derechos que le concede la sociedad en la que vive, y éstos son personales, individuales y no colectivos. Existen discusiones sobre quién o quiénes pueden ser ciudadanos, por ejemplo, pero en democracia el sujeto político es siempre y únicamente el ciudadano, individualmente considerado. Sólo las tiranías que niegan los derechos de las personas consideran que el sujeto político pueda ser un Líder, un Partido, una Nación o un Dios.

¿Y el objeto político? Hay más de un objeto político, sea dicho de entrada.

El territorio no puede ser objeto político; ni Cataluña ni España ni Europa son objetos políticos; tampoco el conjunto de las personas o ciudadanos, como un todo o en su mayor parte, puede ser objeto político; nunca será objeto político el ciudadano considerado individualmente. No es ni puede ser objeto político un Líder, un Partido, una Nación, Dios o algo parecido.

El sujeto político emplea un objeto político para hacer política. La política es la gestión de la res publica, la cosa pública, lo que es de todos y de nadie en particular. Lo que pongan en común los sujetos políticos para hacer política será el objeto de la política. Es decir, el objeto político será el método escogido para gobernar y controlar el gobierno, para legislar y para juzgar, y podrá ser el Parlamento mismo, la Ley, la Justicia, etc. Aquello sobre lo que actuará el sujeto político, en suma, para mayor beneficio propio y del común.

Algo tan elemental, básico y fundamental en teoría política y hay que ver lo que se oye por ahí. Es para llevarse las manos a la cabeza.


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