150º aniversario



Hace poco más de ciento cincuenta años que el presidente Lincoln, en enero de 1863, decretó la abolición de la esclavitud en los estados secesionistas del Sur. Es una fecha señalada, aunque Francia, durante la Revolución Francesa, ya había abolido la esclavitud de una vez y para siempre en la metrópoli y en las colonias y había publicado la Declaración Universal de los Derechos del Hombre, que no es poco. Gran Bretaña se sumó a la prohibición absoluta de la esclavitud en 1832.

No fue hasta 1926 que se reconoció internacionalmente que la esclavitud era un crimen contra la humanidad, gracias al esfuerzo de la Sociedad de Naciones.

La industria de Hollywood y la potencia económica de los EE.UU. señalan la Proclamación de Emancipación del presidente Lincoln como la fecha a celebrar, cuando decretó la libertad de cuatro millones (cuatro) de seres humanos. Sin embargo, tuvo que esperarse a la Décimotercera Enmienda a la Constitución de los Estados Unidos, aprobada el 18 de diciembre de 1865, para dar por legalmente extinta la propiedad de una persona en los EE.UU.

Entre 1492 y 1888, los europeos transportaron a más de 11.000.000 de esclavos de África hacia América. Portugal traficó con más de 4.650.000 esclavos; Gran Bretaña, con 2.600.000; España, con 1.600.000; Francia, con 1.250.000; Holanda, con medio millón; las Colonias (luego, los EE.UU.) con 300.000; etc.

Son sólo cifras. No hay manera de imaginar el horror.

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