La inútil reivindicación de la geometría

Me han pedido que comente la cantidad de asistentes que han acudido a las manifestaciones nacionales en Barcelona. Pero me sale la vena republicana y contesto que no me da la gana. El debate nacional se lo pueden comer con patatas, digo, porque mi debate es el debate social. Qué más me da que la bandera tenga cinco, cuatro, tres o dos rayas colorás sobre un fondo amarillo si resulta que cierran hospitales, me cago en sus muertos.

Además, si uno no cree en el derecho de los pueblos, porque no cree, porque cree que sólo las personas tienen derechos, si uno defiende que un pueblo no decide, sino que deciden las personas que lo forman, etcétera, etcétera, defenderá que la política, la gestión de lo público, es ajena a la unión de destino en lo universal que Hegel describió como naturaleza de una nación, porque cada uno es dueño (o víctima) de su propio destino, hasta donde llega, y la nación hegeliana, y a Hegel mismo, enterito, pueden confitárselo, les digo.

Pero estos lectores son como la carcoma, insisten. Saben que me pierde una cosa, mi escepticismo sobre la cantidad de asistentes a una manifestación y mi manía de estimar su número basándome en la razón y las imágenes. Al final, me pueden.

Recordemos: cinco manifestantes por metro cuadrado son una congestión tal que se asumen avalanchas, muertos por asfixia y aplastamientos en algún punto de la concentración. Cuatro, son una gran congestión, con múltiples urgencias médicas por sofoco; los manifestantes van tanto o más apretados que en el metro en hora punta. Tres por metro cuadrado, se respira un poco más, pero no demasiado; la concentración sigue inmóvil. Dos personas por metro cuadrado es el límite superior sensato para una manifestación multitudinaria; apenas se moverá y los apretones serán constantes, un agobio. Una persona por metro cuadrado es la concentración de una formación de combate de la época napoleónica o de las legiones de César; es decir, que se podrá mover, pero todos irán justos de espacio. Las manifestaciones que aparecen en televisión donde la gente camina tranquilamente con su banderita y la familia en pleno, tienen concentraciones del orden de una persona cada tres, cinco o diez metros cuadrados.


Granaderos de la Guardia Imperial en formación de columna de ataque, una persona por metro cuadrado.

Ahora veamos esas manifestaciones nacionales.

La más reciente, sumó... Por Dios... Según la Delegación del Gobierno, 65.000 personas. Según la Guardia Urbana de Barcelona, 6.000. Según don Felip Puig, conseller de Interior, es un escándalo que las cifras sufran una manipulación política, y mira quién fue a hablar. Fue el pasado 12 de octubre y se manifestaban en la Plaza de Cataluña con banderas de dos y de cuatro rayas colorás.

Examinando las fotografías aéreas me da que no pasaron de 5.000 personas, siendo muy, pero que muy generoso. La plaza mide 30.000 metros cuadrados, pero los manifestantes sólo ocuparon el centro, que mide alrededor de 10.000 metros cuadrados. En resumen, un manifestante cada dos metros cuadrados, una cifra alta, correcta y acorde con las fotografías.

Digo esto y los partidarios de las dos rayas colorás se irritan, pero yo respondo que ya tienen material para cargarse a los partidarios de las cuatro rayas colorás. Fíjense y observen.

Si quieren una manifestación de un millón de personas, necesitan sumar 200 manifestaciones como la del viernes. Es decir, necesitan ocupar 2.000.000 (dos millones) de metros cuadrados. Sería una manifestación muy densa, si me permiten decirlo.

La superficie de (toda) la ciudad de Barcelona es de 101.400.000 metros cuadrados, metro más o menos. Grosso modo, sus calles y plazas transitables, excluyendo la montaña de Montjuic, el Tibidabo, la zona portuaria, los solares edificados, etc., tienen una superficie transitable próxima a un millón de metros cuadrados, que no dos.

Ergo, es materialmente imposible que se haya manifestado un millón de personas en Barcelona en lo que llevamos de siglo y en todo el siglo pasado. A ojo, a lo más estirar, siendo muy, muy optimistas y geometría mediante, se han sumado cien o doscientos y pico mil manifestantes, haciendo turnos.

Dejo los números a su discreción y les ruego que me propongan asuntos más serios que éste. Hablar de manifestaciones millonarias en Barcelona equivale a sostener que la homeopatía cura, los extraterrestres levantaron las pirámides o cosas parecidas.

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