El busto del presidente



Don Félix Ballesteros, alcalde de Tarragona, defiende la moción. Sostiene que es una tradición en Tarragona que los plenos municipales estén presididos por un busto del presidente de la Generalidad de Cataluña. Se ha hecho así desde los tiempos de Tarradellas, dice. Es decir, que ya llevamos cuatro bustos, el del señor Tarradellas, el del señor Pujol (el más amortizado), el del señor Maragall y el del señor Montilla, que ahora están por ahí, en alguna parte de las dependencias municipales.

Ahora, don Félix quiere 12.600 euros para pagar un busto del presidente de Holanda del Sur, otrora llamada Cataluña, don Artur Mas More van Meer. Es la tradición, insiste. Fíjense si viene de lejos que en la Imperial Tarraco ya se empleaban bustos del Divino Emperador para imponer respeto a los súbditos hispanos.

La única persona que se ha opuesto ha sido doña Arga Sentís, representante de IC-V en el Ayuntamiento de Tarragona. Ha dicho que ése no era el momento para gastarse 12.600 euros en un ídolo, pero se ha quedado sola defendiendo que 12.600 euros podrían tener un mejor uso. Gracias, señora Sentís, por poner un poco de sentido común sobre la mesa en el debate.

Se vota la moción y se aprueba por mayoría. A favor de comprar un busto del presidente Mas More van Meer, los representantes del PSC-PSOE y del PP. CiU se abstiene. La única en votar en contra ha sido la señora Sentís.

Sin embargo, el busto del presidente Mas More van Meer todavía no preside los plenos municipales de Tarragona. Observen la fotografía, si no me creen. Todo porque el alcalde, don Félix, ha echado el freno y espera a que se enfríe un poco la polémica. ¿Qué polémica? La que ha encendido los ánimos de algunos tarraconenses. Con la que está cayendo, y levantando ídolos... Así que don Félix ha aplazado (sólo aplazado) el encargo. A veces uno se equivoca con la mejor de las intenciones, ha escrito en un tuit, aunque ha insistido en la tradición histórica de la idolatría municipal ante las huestes de iconoclastas.

El asunto ha tenido más repercusiones que la simple anécdota. El Ayuntamiento de Tarragona había pedido permiso a la Delegación del Gobierno de la Generalidad de Cataluña para colocar el busto del presidente Mas More van Meer en su pedestal. Ésta, generosamente, lo había concedido. Como ahora el señor alcalde se ha echado atrás, se ha creado un conflicto entre instituciones. Don Joaquim Nin, el delegado, ha mandado publicar una nota de prensa para simular que no ha pasado nada.

La nota dice, traduzco:

En relación al acuerdo adoptado por el Ayuntamiento de Tarragona, sobre la colocación de un busto del Muy Honorable Presidente de la Generalidad para presidir la sala de plenos de la corporación, como ha sido la tradición mantenida por los diferentes alcaldes democráticos, y ante la polémica interesada que ha suscitado el caso, desde la Delegación del Gobierno de la Generalidad en Tarragona, se quieren hacer las siguientes precisiones:

Que la iniciativa surge de la Alcaldía de Tarragona, por la voluntad de mantener una manera de hacer que se mantiente en este municipio y que han seguido todos los alcaldes democráticos. Por lo tanto, remarcar que en ningún momento de este proceso ha existido ninguna intervención por parte de la actual Presidencia de la Generalidad.

Que dado el momento temporal en que el Ayuntamiento de Tarragona ha decidido hacer esta escultura, se comunica que no se encuentra ningún inconveniente en el hecho de que el Ayuntamiento posponga o revise el acuerdo de mantener la tradición municipal de colocar en el salón plenario un busto del Presidente del país.

Los subrayados son míos. A mí, personalmente, me encanta el momento temporal, y me fascina la voluntad de mantener una manera de hacer que se mantiene, pero ahí les dejo el texto, para que opinen a discreción.

Ah, un detalle. El alcalde, don Félix, es socialista, del PSC-PSOE.

Éste es un país de locos.

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