¡A mí la Legión! (IV)

El recién alcalde de Mataró, que es de CiU después de décadas de socialismo, se vio sorprendido por el desfile de los antiguos caballeros legionarios... y especialmente por los gritos que se alzaron desde los bancos de la oposición municipal, echándole en cara que promoviera el españolismo, el fascismo y yo qué sé.

Visto el apuro, acudió a la Comisión de la Semana Santa de Mataró. Ésta (subvencionada) afirmó que no sabía que se iban a sumar los antiguos militares a la procesión. Acto seguido, se contradijeron al añadir que no eran conscientes de la magnitud que tendría la presencia de los legionarios (sic). Se apresuraron a añadir, los de la comisión, que será el último año que los militares desfilan junto a sus cofrades. Confiesan que su intención era dar un poco más de lucimiento a la procesión (sic), que por lo visto era muy sosa, sin pensar en ningún momento que la presencia de los militares podría ser ofensiva.

Para no saber que se iban a desfilar los antiguos caballeros legionarios, no es poco lo que sabían o habían supuesto. Pues ¡claro que lo sabían! Anda que no. Se les ve el plumero, como a los otros legionarios, los romanos.

Fue la Candidatura Unida Popular, CUP, un grupo que opta por proponer la independencia de Cataluña, quien levantó la liebre del escándalo. Dijo, por ejemplo, que es (cito) inadmisible la participación activa de miembros de la Legión Española haciendo ostentación de su armamento, uniformes y profiriendo los mismos cánticos que en la época de la Dictadura Franquista. Además, exigen, vuelvo a copiar, que no permitan ninguna manifestación de españolismo y militarismo.

¡Toma, alcalde! Chúpate ésa.

Los dos concejales del grupo municipal de ICV-EuiA (Izquierda Unida, para entendernos) se sumaron al bombardeo. El grupo de la oposición (copio) considera intolerable la presencia de grupos militares como los Legionarios en una procesión de Mataró. Es más, según uno de los dos concejales, el señor Martínez, el desfile de esa hermandad es (copio) una falta de respeto a la ciudadanía que estuvo obligada a presenciar un acto de cariz antidemocrático. Se quejó de que la procesión de Semana Santa de Mataró (un activo cultural muy importante de la ciudad, observó) se convirtiera en un lugar donde algunos hicieran ostentaciones de símbolos y cánticos militaristas, más propios de la dictadura que de la democracia.

Olé, venga leña, que ya arde.

Ante la polémica, el alcalde, novato en estas lides, se muestra sorprendido (sic) y jura y perjura que la Legión no volverá a desfilar en Mataró. Esto no volverá a suceder, dice, como si hubiera ocurrido algo horrible. Porque, naturalmente, su partido no puede tolerar que vayan por ahí unos energúmenos gritando ¡Vivaspaña! y arrancando vítores del común. Añado que el señor alcalde es de CiU y es el primer alcalde de Mataró de derechas desde que murió Franco y le recuerdo que la mayoría de los socios de su partido de cierta edad gritaban ¡Vivaspaña! cuando vivía el tirano, aunque ahora disimulan. Pero ésa es otra pelea que dejaremos para otro día.


Salió en ayuda del jefe el señor Fernández, concejal de Cultura, que también es de CiU. Otra vez el yo no sabía nada, porque lo primero que ha declarado en los periódicos es que los munícipes no sabían que desfilaría la banda militar (sic). Ha roto el modelo de Semana Santa que desde hace veinticinco años impulsamos en Mataró, ha añadido. Pero ¡cómo ha callado la franca oposición que mostró CiU entonces a las procesiones! Pues ¿qué se habían creído esos inmigrantes andaluces? Primero, la Feria de Abril y ahora... Sólo cuando la Iglesia... Bah, nadie se acuerda ni a nadie importan estos cambios de chaqueta. ¡Cuánta hipocresía! ¡Qué poca memoria!

Ya ven, se armó la de Dios es Cristo.

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