¡A mí la Legión! (III)

Decía que el nombre de la Hermandad de Antiguos Legionarios no llamó demasiado la atención al gobierno municipal o a la comisión de marras. De hecho, digan lo que digan, apareció en el programa y alguien le dio el visto bueno. ¿Legionarios? Serán los de Cristo... o los de la guardia de Pilatos, porque es tradicional en muchas localidades catalanas que desfilen manípulos o centurias de legionarios (romanos) de pacotilla.

Así es. Con el cuento de que Pilatos envió una guardia de honor a la tumba del Cristo (lo que supone una interpretación del texto bíblico más que sesgada y un tanto creativa), se organizan desde hace muchos años desfiles de penitentes disfrazados de legionarios romanos que hacen las veces de tal guardia. En vez de desfilar con el capirote y el cirio, se pasean con falditas, escudo, lanza y un casco con plumas. En Girona y Banyoles, los manaies (que así los llaman ahí) son una institución y suman en cada ciudad prácticamente un manípulo, con banda de percusión, cornetines y estandartes. En Mataró se llaman armats (armados, con armadura).

Cómo mola disfrazarse de romano y pasear con la lanza en ristre... El centenario espectáculo ya forma parte de la tradición secular de muchas ciudades catalanas. Así, en Mataró, se dan los armats desde el siglo pasado. Más concretamente, desfiló por primera vez un grupo de legionarios (romanos) en 1990. A ojo, los legionarios (romanos) catalanes suman para un par de cohortes. Pero resulta que la Hermandad de los Antiguos Legionarios no se mide ni en decurias, ni en centurias, ni en manípulos, ni en cohortes, sino en tercios, pues se trata de una hermandad de caballeros legionarios (retirados del servicio activo), de los de la cabra y ¡A mí, la Legión!

Existen hermandades o asociaciones de antiguos caballeros legionarios en Barcelona, Girona, Alicante, Benidorm, Elche, Valencia y Mallorca. Como se ve, todas en el Mediterráneo, en regiones de habla catalana. Será casualidad. Contrariamente a lo que dicen algunos periódicos, la Hermandad de los Antiguos Legionarios es una asociación civil, no militar. Civil porque ninguno de los socios es militar. Ya no lo es, pero lo fue. Legionario, además. Y es aquello que dicen, que uno es legionario de una vez y para siempre.

Varias poblaciones catalanas han disfrutado del espectáculo de los antiguos caballeros legionarios, que se da tanto en otras partes del Reino (por ejemplo, en Andalucía). Así que se juntan, los antiguos caballeros legionarios se visten con el uniforme de antaño, se cuelgan las medallas, llevan consigo un banderín de la hermandad (que no de la Legión, porque está prohibido), cornetas, unos cuantos fusiles CETME cromados para hacer bonito (que la Guardia Civil tiene registrados como armas inutilizadas) y desfilan con el Santo Cristo de la Buena Muerte allá donde les inviten.

Los hay que se ponen el capirote, los hay que pasean de legionario (romano) y los hay que prefieren vestirse de militar. Más que devoción cristiana, la Semana Santa recuerda un Carnaval.

El desfile de los antiguos legionarios imita al de los legionarios en activo acuartelados en Málaga, que sacan el Santo Cristo con una ceremonia militar que pone los pelos de punta, porque hay que ver qué brutos que son y qué bien desfilan. Se canta el himno de la Legión (El novio de la Muerte) y luego se echan los vivas de rigor. ¡Vivaspaña!, grita el comandante. ¡Viva!, gritan los legionarios (y el público); ¡Vivalrrey!, vuelve a gritar el jefe, y ¡Viva! responde la tropa; para acabar, el oficial al mando grita ¡Viva la Legión! y manda la tradición que sea este tercer ¡Viva! el más sentido de todos.

La Hermandad de los Antiguos Legionarios desfiló en Mataró invitada por la Cofradía del Santo Sepulcro y la Hermandad de Nuestra Señora de la Soledad, que (repito) anunciaron el evento. No era un tercio, como en Málaga, sino que apenas sumarían un pelotón de bigotudos y barrigones antiguos caballeros legionarios, pero desfilaron con el rigor de costumbre y procedieron a mantener bien alta tanto la Cruz como el estandarte de la hermandad.

El público de Mataró aplaudió a rabiar todos los ¡Viva! que entonaron los veteranos y entonó algún ¡Viva! por su cuenta. Se lo pasó en grande viendo desfilar a los antiguos caballeros legionarios entre los grupos de capirotes y los otros legionarios, los de Roma. Si buscan en el yutú (se pronuncia YouTube), podrán comprobarlo ustedes mismos.

Pero, más tarde que inmediatamente, se montó una buena en Mataró.

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