Solo en Berlín

Hans Fallada escribió Solo en Berlín (Jeder stirbt für sich alleinen, en original) veinticuatro días, lo que no está nada mal para un libro que supera las quinientas páginas. Se basó en un documento de la Gestapo y en el relato de un amigo, que le explicó un episodio prácticamente desconocido en la historia de la oposición al nazismo en Alemania. La obra se publicó en 1947, recién acabada la Segunda Guerra Mundial, cuando los alemanes tenían todavía fresco el horror de un estado totalitario, la servidumbre de la tiranía y veían con sus propios ojos lo que habían conseguido apoyando a Hitler. Eso, a mi entender, le da un punto de autenticidad a la obra que no se encuentra en otras obras por el estilo.

La editorial Maeva publica Solo en Berlín traducida por Rosa Pilar Blanco. Esta novela basada en hechos reales tuvo un renacer cuando se publicó en inglés, en 2010, y sorprendió a propios y extraños el éxito de ventas que tuvo en Gran Bretaña y los Estados Unidos. Faltó poco para traducirla al español, y poder leerla, con gran placer.

Fallada fue un escritor de cierta fama en Alemania, que tuvo que retirarse al campo, proscrito y non grato a los nazis. Acabó mal, muerto por una sobredosis de morfina poco después de publicar Solo en Berlín. En ésta, su última obra importante, relata el caso de un matrimonio sencillo que decide oponerse a Hitler y sus secuaces escribiendo unas postales que luego dejan a la vista en edificios concurridos. Esas postales dicen que Hitler mata a tus hijos, que no pagues la contribución al Partido, que los nazis sólo piensan en sí mismos y cosas por el estilo. Unas cartulinas torpemente escritas provocarán un revuelo mayúsculo y la intervención de la Gestapo y toda la maquinaria policíaca alemana, que tardará dos años en dar con los traidores a la Patria.

La novela es única para retratar la corrupción de un país poseído por la locura, sometido a la tiranía, oprimido, y también para señalar que, aunque a veces desapercibida, incluso mínima, sí hubo oposición en Alemania. Hubo, dígase así, personas que defendieron su dignidad.

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