Devanadoras de relojes

Imagínese tener varios relojes: uno para la oficina, otro para hacer deporte, uno para salir de noche, el que hace juego con el Ferrari, el otro que le regaló su abuelo, ése que lleva en bodas, bautizos, comuniones y entierros, el que se compró por puro capricho... Quizá no sea exactamente así, y sea un coleccionista. En cualquiera de los dos casos, no estamos hablando de relojes a pilas, sino de relojes de verdad, mecánicos.

Un reloj mecánico será automático o de cuerda manual. El primero aprovecha los movimientos de la muñeca para activar un balancín que, a través de diversos engranajes, tensa un muelle, la cuerda, que es donde se almacena la energía mecánica que utilizará el reloj para dar la hora. El segundo, el de cuerda manual, exige que usted, cada tanto tiempo, le dé unas cuantas vueltas a la corona para tensar un muelle parecido; normalmente, la corona gira en el sentido de las manecillas de un reloj, y la hará girar con un movimiento habilidoso de los dedos gordo e índice llamado, técnicamente, collar.

Pero ahora imagínese que deja el reloj en la mesita de noche, o lo guarda en el cajón de los relojes, junto a sus camaradas. Allá no se va a mover, ni nadie le dará cuerda. ¿Podrá usted dormir sabiendo que su reloj podría pararse? ¿Será capaz de conciliar el sueño con el augurio de tener que volver a poner a su hora ese magnífico reloj con calendario lunar, cálculo de la fecha de Pascua y de los diversos husos horarios allende los mares? Usted, no sé, pero más de uno, pensando en ello, no pegará ojo en toda la noche.

Gracias a Dios y a los relojeros, la tecnología nos procura unos aparatos que se llaman watch winders (hay quien escribe watchwinder, todo junto). ¿Sabe usted que es un watch winder? Caramba, pues, así de pronto, no. Pero, ahora que lo sé, porque me lo han explicado, no quepo en mí.

Se me ocurre traducir watch winder como devanadora de relojes. En pocas palabras, es el aparato que da cuerda a un reloj. Sí, sí, han leído bien: un aparato para dar cuerda a los relojes.

Las primeras devanadoras de relojes han sido las devanadoras de relojes automáticos, porque son las devanadoras más sencillas. Basta con que el reloj dé vueltas para que se active el balancín y vaya cargándose la cuerda. Pero... ¿de verdad es tan simple como eso? Pues, no, ¿qué creían? A los relojeros les gusta complicarse la vida. En primer lugar, hay que calcular cuántas veces tiene que voltear el reloj la devanadora en una hora, o cada cuanto tiempo, a qué velocidad... Parecía fácil, pero ya ven que la cosa no es trivial, porque se trata de conseguir la tensión ideal del muelle para que el reloj funcione de la manera considerada óptima. Un arte.

Con las devanadoras de relojes automáticos solucionamos un problema, pero persiste el descorazonador caso de los relojes a cuerda manual. Pero una empresa suiza, Orbita Watchwinders, le propone la línea Sempre, en dos variantes, Classique y Avantgarde, y dos acabados, uno de los cuáles es el Premium, que da gusto verlo. Al principio, la línea Sempre ofrecía devanadoras para un solo reloj de cuerda, pero ahora se ofrecen devanadoras para uno o dos relojes. La imagen que acompaña a estas líneas es una copia del catálogo de Orbita Watchwinders, que les muestra a ustedes el aspecto de las devanadoras de relojes de cuerda manual de la línea Sempre, en madera de raíz de arce o en piel de ternera negra, ahí es nada. Una maravilla del amor hermoso.

El aparatejo vale unos tres mil dólares si es para un reloj o cerca de seis mil si vale para dos. Como el cambio entre el dólar y el euro va como va, calculen ustedes, pero en internet pueden dar con descuentos de quinientos dólares o ofertas de devanadoras de segunda mano.

¿Vale todo este dineral, la devanadora de marras? Les diré qué hace, y ustedes juzgarán. Copiaré lo que dice Orbita Watchwinders de su aparatito:

El diseño sustituye la configuración mecánica de los dedos, llamada collar, que agarra la corona del reloj firmemente y la hace girar. Se proporcionan diferentes tamaños de collares para ajustarse a cualquier diámetro de corona de reloj, de 3 a 9 milímetros. Estos collares están hechos a medida, de plástico acetal para evitar las raspaduras o el deterioro de las superficies pulidas del reloj.
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El collar está montado en un eje móvil tubular rotativo, apoyado por cojinetes de precisión de baja torsión.
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Está impulsado por un servomotor miniatura acoplado al sistema de engranajes de tecno-polímero y equipado con un embrague deslizable de seguridad. El collar se abre empujando un émbolo de resorte en el extremo opuesto del eje guía. Al soltar el émbolo se cierra el collar, sujetando la corona del reloj.
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El microprocesador del dispositivo controla la corriente eléctrica provocada por el motor de engranaje según rote. La cantidad de fuerza requerida para dar cuerda al muelle principal de un reloj mecánico, conocido como torsión de cuerda, se incrementa a medida que se vaya dando cuerda al reloj. Según se incrementa la torsión, el motor provoca más corriente. El usuario puede ajustar el control para apagar el sistema cuando perciba que la corriente ha alcanzado un límite pre-establecido, bien por debajo de la máxima torsión que el muelle principal del reloj puede manejar.
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Por seguridad, el sistema está equipado con un embrague deslizable mecánico, el cual ha sido diseñado para deslizarse a una torsión segura en el caso de que falle el microprocesador. Esta redundancia elimina cualquier posibilidad de tensión o de rotura del muelle principal.
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El dispositivo se enciende automáticamente cada veinticuatro horas. En marcha, el motor de arranque inicia la rotación del collar durante ocho minutos. Con el collar girando a 6 rpm, aproximadamente, se proporciona un máximo de 48 giros de la corona por día. Sin embargo, en la práctica, el número total de giros está controlado por el circuito de retroalimentación de la corriente, cuya prioridad es apagar el motor basado en la torsión, más que en el tiempo.

Después de esto, ¿qué me queda por ver?

P.S.: Agradezco la información sobre las devanadoras de relojes de cuerda manual a mi lector y amigo Alberto Vilardell, que comparte mi pasmo ante el Orbita Sempre Watchwinder.

2 comentarios:

  1. Me ha encantado el post, nos dedicamos a los relojes desde hace mucho tiempo y nos alegra ver a personas que comparten nuestra misma afición, enhorabuena por el blog Luis

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