¿Cómo piensa celebrar la muerte del pulpo Paul?


Quede constancia que esta encuesta tiene la marca de participación absoluta de las encuestas publicadas hasta el momento en El cuaderno de Luis. Se proponían cuatro opciones.

La menos votada ha sido promover la canonización del pulpo Paul. San Paul, pulpo, cuenta con el apoyo del 5% de la muestra, pero también cuenta con la oposición de la Santa Sede, pues Paul era un pulpo de natural licencioso.

En segundo lugar, un 11% de los encuestados querían promover un funeral de estado para el cefalópodo, y lo sorprendente del caso es que las autoridades parecen dispuestas. Si se presentase la oportunidad, seguro que éstos, mis lectores, se verían satisfechos.

La segunda opción más votada es organizar una peregrinación a Oberhausen cada 26 de octubre, fecha del tránsito del pulpo Paul. Uno de cada cuatro encuestados, un 27% para ser exactos, está dispuesto a peregrinar al acuario germano, para rendir homenaje al cefalópodo vidente.

Pero la opción más votada, la que ha obtenido el 55% de los votos, ha sido la de llorar amargamente ante un plato de pulpo a la gallega. Semejante comportamiento tiene mucho de ritual ancestral, simbólico y mágico, y recuerda la ingestión de los antepasados que se da en las selvas de Papúa, puestos a comparar. Esta cefalopodofagia ritual seguro que dará mucho que pensar a nuestros amigos, los antropólogos, y mucho de comer a los habituales de las tascas y bares de tapeo.

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