Esnobismo de unos y cicatería de otros

El mundo americano de las demandas judiciales pone sobre la mesa temas de mucha enjundia. Vean, si no, la querella que acaba de presentar la inmobiliaria Paramount Realty Group contra Jon Asgeir Johannesson y su prometida, Ingibjorg Palmadottir.

El señor Johannesson es consejero delegado de un grupo islandés de inversiones (Baugur) y se lleva un sueldo a casa que ya quisiéramos muchos. Le iba tan bien que en 2007 compró un apartamento de tres habitaciones por 10 millones de dólares en la 16ª planta del número 50 de Gramercy Park North, Manhattan, Nueva York. 10 millones, nada, calderilla. En éstas, con la crisis y tal, el señor Johannesson y su prometida, la señorita Palmadottir, deciden sacarse unos dinerillos alquilando el apartamento a un tercero por 26.000 dólares al mes. Mejor esto que nada.

Aquí empieza el quid de la cuestión. La inmobiliaria que alquila el piso les pide que arreglen la cocina. ¿Qué hacen Johannesson y Palmadottir? Compran una cocinita de Ikea. De ahí la demanda.

Porque, dice la inmobiliaria, los señores inquilinos que pagan esos 26.000 dólares al mes esperaban, cito, una cocina de diseño de John Pawson con encimera satinada de acero inoxidable, electrodomésticos Miele y un frigorífico Sub-Zero con frontal integrado de madera de cerezo, sea lo que sea un frigorífico Sub-Zero, que debe de ser de miedo. Pero ¿qué encontraron? Vuelvo a citar: muebles de aglomerado de Ikea que se deshacen a los ocho meses. El de la inmobiliaria está que trina, y afirma que a Ikea se la conoce por ofrecer muebles de bajo coste; por lo tanto, una cocina de Ikea no es apropiada para un inmueble ubicado en el número 50 de Gramercy Park North. Así están sus clientes, que apoquinan 26.000 dólares al mes y parecen gente normal y corriente, con muebles de Ikea en la cocina, pobrecitos.

Se reclama una indemnización de 52.000 dólares (que, supongo, será lo que cuesta la cocinita como Dios manda).

Yo no tomo partido por ningún bando, aunque la demanda da mucho en qué pensar. Pero ¿cuánto tiempo tardará en reaccionar Ikea? Mi primo tiene una cocina de Ikea hace años y tan contento, no se le desintegra nada. Cuidado con los suecos, no se vayan a picar.

Pájaros

A primera hora de la mañana, mis pasos asustan a una pareja de garcetas comunes. Un cernícalo planea delante de la ventana. Al anochecer, una bandada de estorninos juega a ser nube. Bailan los gorriones, saltito va, saltito viene, y la urraca se pavonea en blanco y negro. Cantará el mirlo como cantó hoy, para darme los buenos días. El mochuelo se esconde, por no verme, y el halcón me desprecia desde lo más alto del cielo. Acechan las gaviotas y arrullan las tórtolas. Las palomas lumpen compiten con las recién llegadas cotorras argentinas por unos granos de arroz. Todo esto y más yendo de casa a la oficina y de la oficina a casa, hoy mismo.

En las Caballerizas del Quirinal


La tentación es fortísima.

Del 20 de febrero al 13 de junio, se organiza una exposición en las Caballerizas del Quirinal, Roma. Quieren celebrarse los cuatro siglos que nos separan de la muerte de Michelangelo Merisi, natural de Caravaggio, pintor. Se celebran con la exposición de los principales lienzos del artista (veinticinco, dicen). Algunos abandonarán la exposición para volver a los museos de origen antes del final de la exposición, como el Baco; otros se incorporarán, como el Prendimiento de Dublín. En fin, demasiado para el cuerpo.

(Véase en http://www.scuderiequirinale.it/)

Me parece que me escaparé a Roma, solito. Me perdí una, pero ésta, no.

Se puede decir más alto, pero no más claro

¡Enhorabuena! El Comité de Ciencia y Tecnología del Parlamento Británico (Science and Technology Committee) ha publicado un informe sobre la homeopatía que traerá cola, pero que dice lo que muchos ya sabíamos.

El comité recomienda (urge es el verbo) al Gobierno de Su Graciosa Majestad a retirar los fondos que destina el NHS (National Health System, el equivalente a la Seguridad Social) a los tratamientos homeopáticos. Lo diré de otra manera: el gasto en homeopatía del sistema sanitario británico se ha demostrado inútil, ineficaz e innecesario, y no existe evidencia que demuestre que la homeopatía sea medicina (que cure).

Igualmente, recomienda que no se permita anunciar los beneficios médicos de un producto homeopático sin que exista una evidencia probada de su eficacia, y que la MHRA (Medicines and Healthcare products Regulatory Agency, la Agencia Reguladora de Medicinas y Productos Médicos) retire la licencia médica a estos productos en caso contrario. El Comité está escandalizado (así se afirma) porque los productos homeopáticos se venden como medicinas sin haber superado ninguna de las pruebas médicas a las que se somete cualquier otro medicamento; es decir, sin haber demostrado su eficacia.

Lástima que el comité sea solamente un órgano consultivo, aunque su voz se alza contundente y clara:

«Ésta era una demanda que provocó fuertes reacciones. Intentamos determinar que las políticas sobre homeopatía del Gobierno se basaban en una evidencia clara y veraz, pero no es el caso.»

»Sienta un desafortunado precedente en el Departamento de Salud considerar que la existencia de una comunidad que cree que la homeopatía funciona es una “evidencia” suficiente para continuar derrochando el dinero público en ella. Esto provoca confusión, y las consecuencias son potencialmente nocivas
[para los pacientes]. Esperamos la respuesta del Gobierno a nuestro informe con interés.»

Ésta es la nota de prensa del comité.
http://www.parliament.uk/parliamentary_committees/science_technology/s_t_homeopathy_inquiry.cfm

Éste es el informe.
http://www.publications.parliament.uk/pa/cm200910/cmselect/cmsctech/45/45.pdf

La balanza de Gödel

A causa de un desgraciado régimen, ayer entró una balanza en casa. Nos lo pasamos en grande pesando esto y lo otro: un pedacito de pan, un puñado de arroz, un par de galletas... En éstas, me vino a la cabeza un corolario al famoso teorema de Gödel (ningún sistema consistente se puede demostrar a sí mismo). Tal corolario es que ninguna balanza puede pesarse a sí misma, como es obvio. Olé mi genio.

Up


Up está producida por Pixar Animation Studios y distribuída por Walt Disney Pictures; la dirección y el guión son de Docter y Peterson (padres de Monsters, Inc.); etc. Es candidata a cinco Premios de la Academia (Oscar, para los amigos) y ya se ha llevado a casa un par de Globos de Oro, dos Annie, dos BAFTA, dos Grammy... En resumen, ha tenido tanto éxito de público como de crítica. No tiene por qué extrañarnos: es una película magnífica.

Pixar ha conseguido hacer películas infantiles que son películas para todos los públicos de verdad, que pueden ver y disfrutar tantísimo padres e hijos. Aunque la técnica de animación computerizada es impresionante, las películas como Up son lo que son por la historia que cuentan, y por cómo la cuentan. ¿Quién ha dicho que la vejez, la muerte, la decadencia, la soledad, son temas tabú para un niño? La historia de Up es una metáfora bellísima de la muerte, a la vez que es un canto a la vida. Todos tendríamos que soñar como sueña Carl, el viejecito e intrépido aeronauta que protagoniza la aventura.

Rentabilidad

La cuestión de los lupanares se ha puesto de moda por el asunto de Mataró. Sin embargo, no es la única ciudad afectada. Un regidor de un pueblecito de la provincia de Gerona ha justificado la autorización de un burdel porque, dice, es más rentable que un hotel. ¡Albricias! Otro que descubre América. También es más rentable vender drogas que abrir una droguería.

«Hoteles del sexo»

He leído en un diario que Mataró ha vetado los hoteles del sexo que pretendía abrir el señor Colomer mediante una argucia legal. A decir del periódico, como está pendiente la ordenanza que regulará la ubicación y condiciones de los hoteles del sexo, se retira la autorización hasta que no se aclare este punto. Si no es así, algo parecido. Un tecnicismo. Pero no quería hablar de las piruetas legales, sino de la expresión hotel del sexo.

¡Por el amor de Dios! A veces pecamos de cursis y melindrosos, porque se dice burdel, casa de prostitución, casa de mujeres públicas, casa de lenocinio, casa de putas, lupanar, incluso congal. Palabras hay para dar y repartir. Hotel del sexo me recuerda a Vacaciones en el mar, sólo que no era un hotel, sino un barco de recreo... nunca mejor dicho.

Rituales

Una cena entre amigos que hace mucho que no se ven. Es un ritual que se repite cada año en las mismas fechas. De lejos, apenas se distingue una cena y la siguiente; el mismo lugar, las mismas gentes, un año más viejas, eso sí. Se habla de lo mismo o poco más o menos. La costumbre obliga a pedir más vino, un digestivo al final, a recrearse durante toda la cena con los chismes, que tienen todos un mismo aire de familia. Se ríe y se recuerda; sobre todo, se ríe, aunque hay lugar para confidencias. El regreso a casa, a las tantas de la madrugada, agotado y achispado, también es un clásico.

En resumidas cuentas, hay tradiciones a las que uno tiene que aferrarse porque le va la vida en ello. Ésta es una.

La canalla puritana


Es portada de todos los diarios, ha salido por televisión y se comenta en la radio. Fulanito de Tal, un tipo famoso por ser de los mejores en su oficio (pongamos, por ser un jugador de golf), anuncia en una rueda de prensa que se arrepiente de haber puesto los cuernos a su señora y pide perdón a la nación, al mundo entero, por ser crápula y pendón.

Creemos que somos tolerantes y modernos, decimos que respetamos al prójimo, y afirmamos que allá cada uno con su vida, pero de eso, nada. Fulanito de Tal se ha visto obligado a humillarse en público, a colocarse delante de una muchedumbre morbosa el sambenito de follón y calavera, a exponer vergonzosamente a la chusma un asunto que no incumbe a nadie más que a él mismo y señora. La canalla aplaude el circo y se recrea en la dolosa penitencia. Disfrutan del poder joder a alguien de por vida. Es obsceno.

El resultado huele que apesta. Hemos presenciado una orgía de hipocresía, la convulsión de un onanismo puritano y colectivo que demuestra lo mucho que todavía nos falta para asumir qué es la libertad y la persona. La peste de la canalla puritana nos recuerda que tantos siglos nos ha costado conseguir un poquito de libertad como minutos nos costará perderla, si es que no la hemos perdido ya. A la televisión me remito, donde la audiencia, esa oclocracia repugnante, reina sobre el personal.

De «cau» a «peixera»


El pueblo de la villa de Sitges parece excitado y dividido. El partido oficialista suburense defiende el proyecto del arquitecto Hernández-Cros para la reforma de los museos Cau Ferrat y Maricel; el partido conservacionista, por llamarlo de alguna manera, abomina el proyecto. El primer partido es minoritario en cuanto al número de seguidores, pero cuenta con todos los resortes del poder; el segundo partido es mucho más numeroso y se presenta como damnificado por el poder. No parece posible un término medio y me imagino los gritos en las tertulias de café. Una gran mayoría contempla el esperpento con aires de incredulidad.

El partido oficialista asegura que la gestión del proyecto ha cumplido escrupulosamente con la ley. Afirma que hubo una exposición pública y que no hubo alegaciones, ni del gobierno municipal ni de la oposición ni de ningún ciudadano. Además, por si fuera poco, invitaron a un selecto grupo de veinte personajes de rancio abolengo suburense y significación popular para que examinaran el proyecto con todo detalle y dieran su opinión. Diecinueve de los veinte fueron convencidos de la bondad del proyecto, dicen los cronistas. Parece que fue así.

Pero también es sabido que un cumplimiento escrupuloso de la ley permite el juego sucio, argumentan los conservacionistas, y tampoco les falta razón, que nos conocemos todos y somos mayorcitos. Basta con colgar el proyecto en un tablón de anuncios... De hecho, el follón parece que sale a la luz cuando una de las veinte personas invitadas por las autoridades municipales para examinar el proyecto de Hernández-Cros se lleva las manos a la cabeza y pone el grito en el cielo. Pero ¿qué barbaridad es ésta?, exclama.

Las dos partes coinciden en un punto, y yo también. Si uno se baña en la playa de San Sebastián, a poco que moje el ombligo verá la fachada posterior o marítima del Cau Ferrat y el Maricel. El estado de degradación es evidente, lamentable. El día menos pensado damos una alegría a los peces del lugar. Por lo tanto, es urgente, si no urgentísimo, hacer algo ahí, no se venga abajo.

Acusar es vano, porque hay que actuar inmediatamente, pero ¿cómo se ha llegado hasta aquí? Como se llega a todas partes. Desidia, pereza, estulticia, dejación, inepcia e ignorancia se han confabulado a lo largo de muchos años para dominar el pensamiento de los responsables de los museos. Las culpas se reparten por igual entre los munícipes, los caballeros de la Diputación de Barcelona y los señores de la Generalidad de Cataluña, y también entre los suburenses en general, por qué no decirlo. Son tantos años de no hacer nada que ahora quieren todos hacerlo todo de golpe y la tenemos liada. Malditas prisas.

Dicen que los edificios en cuestión forman parte del patrimonio. Es decir, no se les puede tocar un pelo, excepto por causa mayor. El proyecto presentado por Hernández-Cros, en cambio, pone la fachada posterior patas arriba. Sesenta metros de rampas, una piel de cristal, una especie de distribuidor, ventanas con lamas... Se argumenta que se necesita cumplir con la normativa vigente contra incendios y a favor de las personas incapacitadas; también se afirma que, si no se hace fuera, se hace dentro, y dentro tendría que trincharse lo que hay; se concluye que la fachada marítima no forma parte del patrimonio (sic), que sólo la ven los cuatro navegantes (sic), que la reforma propuesta cuenta con el beneplácito de las autoridades y que, en consecuencia, si cuenta con ese beneplácito, es que se respeta lo que hay que respetar (sic).

Lo del beneplácito de las autoridades no convence a nadie, a tal punto desconfía el pueblo de sus tutores legales. Lo de los veleros tiene miga: ya he dicho que basta con mojarse el ombligo, o asomarse a un espigón, para contemplar la fachada amenazada. Desconozco los intríngulis que regulan el patrimonio, pero dudo que ese remedo de MACBA respete ese aire mediterráneo de paredes encaladas del que se precia tanto Sitges.

En una cosa creo que se equivoca el partido conservacionista, en anunciar a gritos que el proyecto no me gusta. Desgraciadamente, la fealdad no es un criterio objetivo. Yo mismo, sin ir más lejos, sonrío con beatitud ante el sutil equilibrio y la armonía del Pabellón de Alemania de Mies van der Rohe, y cierro los ojos ante la monumental y hortera mona de Pascuas de la Sagrada Familia. Pero ¿niego acaso el genio de Gaudí? Jamás. Que guste o no guste la peixera (pecera) del Cau Ferrat no importa (relativamente); la crítica tiene que basarse en criterios técnicos y arquitectónicos, y argumentos los hay a paletadas.

Aunque cuenta la estética, cómo no. El después tiene que respetar el antes, y el resultado, el entorno. Como la fachada afectada forma parte de un paisaje patrimonial, puede atacarse por ahí, porque la fachada propuesta es objetivamente otro tipo de fachada. También cabe preguntarse si esa fachada marítima era la única solución posible, incluso si es un proyecto de calidad, innovador o apenas una solución de compromiso, un proyecto del montón. Si nos ponemos a cambiar el paisaje, que sea el mejor posible, ¿no? El desnivel entre edificios puede salvarse con rampas interiores mucho más pequeñas, uno de los edificios ya tiene ascensor... ¿De verdad hay que trinchar el interior si no se acomete el proyecto de Hernández-Cros? No lo sé, dejo la pregunta en el aire, otros sabrán más que yo.

Una fachada de cristal implica una ganancia térmica considerable, por mucho que se haya mejorado la transmitancia del vidrio. Toda la fachada acristalada se convierte en un colector solar y en este caso, recordémoslo, la fachada está expuesta al sol casi todo el día. Una pared encalada tiene una ganancia térmica mucho menor. El proyecto de Hernández-Cros hace imprescindible una instalación de climatización y ventilación capaz de evacuar esa ingente cantidad de calor. Sin entrar en el trapo de las consideraciones ambientales o la factura eléctrica, la máquina será mucho más grande y tendrá que sobredimensionarse. El control del clima de los museos será difícil.

Etcétera. El partido oficialista cuenta con la ventaja de los hechos consumados y la desidia del ciudadano. El cau será peixera si los dioses no lo impiden. Quizá también pudieran hacer algo los conservacionistas; si se pusieran a ello, podrían armar un pollo de mucho cuidado.

Como los suburenses tienen una patria chica muy grande, acabo de exponerme a los ataques de algún furibundo articulista oficialista (incluso conservacionista) suburense, porque soy uno de ésos de Barcelona, y no se sabe quién me ha dado vela en este entierro. Mientras no me aten delante del drac en la Festa Major...

Para los que no conocen el catalán, una madriguera es un cau; un cau también lo es un cuchitril, esa habitación desordenada, caótica, donde uno corre a refugiarse del mundo y quizá de sí mismo. Santiago Rusiñol, coleccionista de piezas de forja herrumbrosas, piezas de cerámica popular, antigüedades y antiguallas, pinturas y bocetos de amigos, burgués, bohemio, vividor, mejor pintor que poeta, o viceversa, alma inquieta y apreciada por Picasso, Satie, Casas... Cuando este caballero, digo, buscó dónde refugiarse, escogió Sitges. Así nació el Cau Ferrat, que traduzco libremente, de manera iconoclasta, como el Cuchitril Herrumbroso. Por eso, y no por otra cosa, Sitges se convirtió en patria de artistas y juerguistas y se hizo con un lugar en el mapa.

Eso explica que el Cau Ferrat sea algo más que un museo para Sitges y por qué andan los ánimos tan encendidos.

El proyecto de Hernández-Cros para la restauración del Maricel y el Cau Ferrat de Sitges...

...es magnífico para el 7% de mis lectores.
...puede mejorar, según el 15%.
...no es aceptable para otro 15%.

El resto de los votos, un 61%, opina que el proyecto de Hernández-Cros para la restauración del Maricel y el Cau Ferrat de Sitges... es una mierda, tal cual.

Populus parlauit, amen.

Complicaciones

La que se puede liar en Barcelona a finales de octubre. Vayan sumando.

Uno, elecciones al Parlamento de Cataluña.
Dos, se cubre la nave central de la Sagrada Familia.
Tres, quieren que Su Santidad, Benito XVI, venga a inaugurarla.
Cuatro, se pone en marcha la excavación del túnel del AVE justo debajo.
Cinco, como ensayo general para las olimpiadas de invierno, está previsto que nieve.
Seis, tal como hacemos las cosas en casa...

Qué miedo.

Aire de limón

El limón es una fruta ácida y cínica, fragante, amarilla. Pero una solución de agua fresca con un poco de limón y otro poco de azúcar convierte el cinismo en ironía y buen humor. Esta receta me viene a la cabeza cuando subo con mi vecina en el ascensor. Es tímida, huele a limón y vainilla. Puedo afirmar, recordando la limonada, que está muy rica, y me apena darle las buenas noches al despedirme de ella.

Tenía derecho

Estos días ha llovido lo que ha querido, y más. Hasta que ayer vimos el azul del cielo. Ni corto ni perezoso, llevé el paraguas conmigo. Creo que tenía derecho a descubrir un mundo más allá del trabajo.

Proyecto de país

El personal todavía ríe, por no llorar. Ernest Maragall largó contra el Gobierno de la Generalidad de Cataluña (del que forma parte como conseller de Educación) en una conferencia. Dijo que los catalanes se habían cansado de Tripartito y que no querían volver a verlo, y que hacía tiempo que el Tripartito había perdido el rumbo. Curioso, porque es sabido que el señor Maragall fue el alma mater de la reedición del Tripartito. Todavía se discute si se le fue la olla o dijo lo que dijo con toda intención, y también se discute sobre qué intención era ésa. Le salieron muchos amiguitos que le dieron la razón y por si no había quedado clarito, el señor Maragall lo puso por escrito y lo publicó en los periódicos el 14 de febrero, día de los enamorados.

Dijo (y copio):

«No debo rectificar nada ni es mi intención hacer uso del argumento del "fuera de contexto". Dije lo que dije y volvería a decirlo con las mismas palabras. [...] El gobierno de José Montilla [...] ya hace tiempo que renunció a encarnar un proyecto integral de país con pretensión de ser entendido y aceptado como tal.»

Al día siguiente, había sonado el toque de retreta en los pasillos de palacio. Los amiguitos del señor Maragall tomaron las de Villadiego. El señor Montilla no aceptó la dimisión de mentirijillas del señor Maragall y el señor Maragall, muy agradecido, dijo, y cito con todas las letras:

«No tengo ningún problema en modificar y rectificar una expresión que seguramente era correcta en su literalidad, pero que formaba parte de una reflexión más amplia y que me sigue pareciendo necesaria. [...] Estoy convencido de que este gobierno tiene un proyecto de país, que ha sacado adelante desde el primer momento.»

No comentaré la catadura moral de algunos, ni los requiebros lingüísticos con los que intentan ocultar su inepcia. A la vista están una cosa y la otra y cada cual que piense lo que quiera, que ya es mayorcito. Yo me limito a pasar vergüenza ajena.

Lo que me tiene intrigado no es la capacidad de comer sapos que tienen algunos, sino qué narices es un proyecto de país. Porque el intríngulis del caso es saber si el gobierno tiene o no tiene un proyecto de país. ¿Lo tiene o no lo tiene?

La oposición afirma: el Tripartito no tiene un proyecto de país. CiU, sin embargo, afirma tenerlo y no habla de otra cosa. Proyecto de país por aquí, proyecto de país por allá... Tráiganme una entrevista al señor Mas que dure más de treinta segundos que no hable de proyecto de país y me comeré mis propias palabras.

De un tiempo a esta parte, el proyecto de país está en boca de todos. ¡Hasta en España se habla de proyecto de país! Una contribución más de Cataluña al reino, pero ¿acaso otro ataque contra el buen uso del lenguaje?

Porque ¿qué es un proyecto de país?

País viene del francés pays. Un país es una nación, región, provincia o territorio (RAE dixit); es, en definitiva, un concepto geográfico, aunque es cierto que se utiliza con frecuencia en política o antropología. Recordemos que se suele asociar una nación o una cultura a un territorio. De ahí nacen algunas confusiones... y algunas guerras.

Proyecto viene del latín proiectus. Entre otras cosas, cito la RAE, es el designio o pensamiento de ejecutar algo, o el primer esquema o plan de cualquier trabajo que se hace a veces como prueba antes de darle la forma definitiva. También se hace referencia a los proyectos de arquitectura o ingeniería o a las proyecciones geométricas, pero no vienen al caso.

Un proyecto de país será, pues, el esquema de cómo se quiere que sea un país: los ríos pasarán por aquí, allá pondremos alguna montaña, por ahí algo de verde y playas en la costa, para que quede bonito. Un proyecto de país es, pues, una gilipollez, a no ser que colonicemos la Luna.

Parece mentira que el señor Maragall sea tan leído. Tendría que haber dicho que el Tripartito ha perdido el norte (o no), que este gobierno no sabe lo que hace (o sí que lo sabe), que improvisa sobre la marcha según le va o le viene (o tiene muy claro qué quiere hacer y planifica sus actuaciones en consecuencia), que no ha sabido desarrollar o aplicar una estrategia de formación del espíritu nacional (o sí que ha sabido desarrollarla y aplicarla), que no tiene un plan de infraestructuras para el país (o sí que lo tiene), etc. ¡La de cosas que podría haber dicho! ¡Lo que nos hubiera ilustrado! Pero los países no se proyectan, son los que son, qué le vamos a hacer, y nos quedamos con las ganas de saber qué quiso decir que tenía o no tenía el Gobierno.

Sin embargo, es posible que sí que exista de verdad un proyecto de país. Que el alcalde de Barcelona quiera las olimpiadas de invierno para la ciudad me huele a chamusquina. Es posible que algún despacho oficial tenga sobre la mesa el proyecto de acercar los Pirineos a la costa y todavía no lo sepamos. Qué miedo.

Literatura política

Hay quien dice que literatura y política se llevan mal. Cítese como ejemplo a Saramago, tan malo en un ámbito como en el otro. Pero existen excepciones ante las que uno debería de quitarse el sombrero. Léase, por ejemplo, la escena de caza de Il Gattopardo, cuando Ciccio se sincera ante el príncipe Salina y maldice al señor alcalde por haberle robado el voto. Es uno de los más bellos alegatos que he leído en defensa de la democracia y el honor, que en el fondo vienen a ser lo mismo.

Especialización y diversificación

Los expertos en negocios mentan siempre la especialización y la diversificación. En el primer caso, abogan por un hacer muy específico, por conseguir la excelencia en un ámbito muy concreto de la actividad empresarial. En el segundo caso, ya sea por precaución o ya sea por ver si suena la flauta, recomiendan invertir en diferentes actividades económicas: si falla una, quedan las demás. Cuándo especializarse o cuándo diversificar es un arte. En todo caso, el señor Colomer practica ambas estrategias; pregunten, si no, en Mataró, donde el señor Colomer Ribot abrirá dos burdeles, uno de cincuenta y otro de treinta camas, y... un parque infantil.

Especialización y diversificación en el campo del ocio, estudio de caso. Imagino las caras de los alumnos de IESE.

Barbie terrorista

Según la hipótesis Gambetta-Hertog los ingenieros tienen una predisposición al terrorismo que no tienen otros grupos profesionales.
http://luissoravilla.blogspot.com/2010/02/ingenieros-radicales.html.

Según los resultados de la votación para la Barbie 2010, las madres prefieren que la Barbie ingeniera para sus hijas a cualquier otra Barbie.
http://luissoravilla.blogspot.com/2010/02/voto-discrepante.html.

Según la mezcla de ambas proposiciones, las madres están confabulándose para que nazca la BARBIE, Brigada Anarquista Revolucionaria de Barbies Ingenieras Extremistas, y Ken está que no duerme.

Ingenieros radicales

Dos sociólogos, Diego Gambetta, del Nuffield College (Oxford) y Steffen Hertog, de la Universidad de Durham, defienden una tesis que se alumbró por vez primera en Engineers of Jihad, publicado por el Departamento de Sociología de la Universidad de Oxford. Luego han publicado más artículos y papeles sobre el asunto y el último se titula, atención, Why are there so many Engineers among Islamic Radicals? (¿Por qué hay tantos ingenieros entre los islamistas radicales?), que publica el European Journal of Sociology de la Cambridge University Press.

Según estudios anteriores, los islamistas radicales que se dedican al terrorismo proceden de familias pudientes y tienen una preparación académica por encima de la media. Abundan los universitarios y apenas un 5% de los futuros terroristas habían manifestado inclinación religiosa alguna hasta que, un mal día... Gambetta y Hertog analizan los currícula de algunos centenares de terroristas procedentes del norte de África y el Oriente Medio. Descubren que más del 40% de estos personajes son ingenieros; y son un 60% entre los terroristas que han estudiado en el extranjero (Occidente). Detrás, muy por detrás, aparecen los Estudios Islámicos, la Medicina, la Física o la Química y la Educación.

¿Por qué tanto ingeniero?, se preguntan.

Rebuscando en los archivos, descubren un estudio de 1972 sobre la ideología política de los profesores universitarios norteamericanos. Gambetta y Hertog actualizan el estudio con datos recogidos en... 1984. Aviso: éste es el talón de Aquiles (o uno de los talones de Aquiles) de la tésis Gambetta-Hertog. Sigamos. Más de un 40% de los profesores de ingeniería, dicen, admiten ser profundamente religiosos y republicanos conservadores, de la vieja escuela, mientras que apenas un 20% de los profesores de ciencias admiten semejante cosa.

Aquí salta la hipótesis: Gambetta y Hertog afirman que la mentalidad de los ingenieros trabaja con problemas definidos y respuestas claras, y que, por eso mismo, son intolerantes con la ambigüedad. Como son así de cuadrados, creen en la posibilidad de una sociedad perfecta, que funcione como el mecanismo de un reloj, como una máquina, y se sienten a disgusto con la democracia (sic) y con el compromiso social que supone tolerar esas piezas que no encajan en esa sociedad perfecta. Por lo tanto, son más conservadores (en el sentido que interpretan un liberal como si fuera arena en un engranaje) y religiosos (Deus est machina).

Por lo tanto, si sumamos esta mentalidad intolerante con las pocas oportunidades de trabajo que los ingenieros tienen en los países musulmanes, c'est voilà!, ya sabemos por qué los ingenieros se dedican a poner bombas. Gambetta y Hertog descartan que los grupos radicales busquen ingenieros por sus habilidades técnicas, o que sea una casualidad. Los ingenieros son unos intolerantes; ergo, son terroristas en potencia. Quod erat demostrandum.

En los foros de sociología de internet y en las aulas universitarias se apuntan objeciones a la hipótesis Gambetta-Hertog. Las objeciones estadísticas y metodológicas son importantes. La muestra, por ejemplo, es una muestra sesgada. Los datos de 1984 (los que se refieren a los profesores universitarios norteamericanos) son también cuestionados, metodológica y estadísticamente, dejando a un lado que son de hace veinticinco años.

Alguno apunta a un problema típico de la correlación, la de confundir causa con efecto. Los servicios de inteligencia ya habían alertado sobre el reclutamiento de terroristas en las escuelas de ingeniería británicas en 2006. Quizá los terroristas busquen ingenieros porque saben diseñar bombas o planificar actos terroristas, o quizá los ingenieros están más capacitados intelectual y profesionalmente que los sociólogos para montar un grupo terrorista y tienen más éxito que ellos en este tipo de empresas. (Gambetta y Hertog niegan este punto de vista.)

También hay argumentos ideológicos. No es lo mismo un neocon americano que un islamista radical, dicen unos, ni se pueden comparar. Los ingenieros han demostrado una capacidad de innovación y adaptación al cambio y a las nuevas tecnologías que los sociólogos parecen desconocer, dicen otros, y el trabajo de un ingeniero se enfrenta constantemente con problemas poco definidos que admiten más de una solución posible. Además, la descripción de la mentalidad del ingeniero es típica del relativismo absoluto de la sociología anglosajona, afirman unos terceros, y no deja de ser un estereotipo. Etcétera. El debate ha hecho mucho ruido.

Las dos objeciones más absurdas que he leído pertenecen al ámbito universitario americano. Una iba en serio y explica que un ingeniero se ha de sentir muy solo en un país musulmán y acude a la mezquita en busca de amigos que no encuentra en ninguna otra parte (sic). La otra, dicha en un foro por un profesor del MIT, dice (traduzco): Todos los ingenieros que conozco son alcohólicos. Pues qué bien.

Ustedes mismos.

Éstos son los papeles de Oxford.
En http://www.nuff.ox.ac.uk/users/gambetta/Engineers%20of%20Jihad.pdf.

Este otro es un resumen más periodístico, escrito por los mismos autores.
En http://www.newscientist.com/article/mg20227127.200-can-university-subjects-reveal-terrorists-in-the-making.html?full=true.

Voto discrepante


Me entero de casualidad. Ha nacido la Barbie ingeniera; ingeniera informática, por más señas. Es la ganadora del Popular Vote que organiza Mattel, el fabricante de la muñeca más chachi del mundo mundial.

La Barbie ingeniera informática lleva gafas, pantalones piratas, zapato plano, una camiseta que parece de Custo, fea como una mala cosa, un chaleco cursi, un teléfono inalámbrico de ésos que se cuelgan de la oreja, un reloj de esfera enorme y un ordenador portátil... rosa. Ken se lo pensará dos veces antes de preguntarle la hora, y Barbie no parece que tenga tiempo para dársela.

Sin embargo, no confundan ustedes el voto popular con el voto de las niñas. La ganadora del Girls' Vote ha sido una reportera de televisión. No lleva gafas, ni falta que le hacen. Lleva un micrófono y una carpeta de la B(arbie) News, calza zapato de tacón modelo película porno, falda hasta la rodilla con volantitos, una chaqueta monísima y cursi, todo rosa, y un top palabra de honor que quitará el hipo a cualquier Ken que se precie.

Hubo tres Barbies descalificadas: la Barbie ambientalista, la Barbie cirujana y la Barbie arquitecta. No imagino cómo sería una Barbie despanzurrando a Ken, ahora que pienso.

Observen y comparen en http://www.barbie.com/vote/. Me da que las madres quieren ingenieras y las hijas, no.

Espectáculo y fascinación

El niño se acerca a la lavadora, quietamente. Su cabecita se aproxima a la puerta transparente, ventana de otros mundos donde los calzones, las camisas y alguna toalla se enredan, ahogándose en espuma. ¡Sorpresa! El tambor comienza a rodar y rodar y el niño ríe y ríe, viendo los apuros del calzón por salir con bien de ésta. Así una vez, y otra, y otra, y las risas yendo a más. El televisor no puede competir con este espectáculo, aunque lo intenta.

Seguimos dándole vueltas

El caso de Cunit está levantando alguna polvareda. La mediadora cultural del ayuntamiento, víctima de acoso de un energúmeno y del mal hacer de la alcaldesa y senadora Alberich, responde con indignación a las manifestaciones del PSC. Si yo me indigné, modestamente, imagínense la justa indignación de esa pobre mujer, que Dios la ayude. Van sumándose las voces que censuran el proceder de los socialistas en este caso (antes uno de los nuestros que la verdad y la justicia) y también los pescadores de ríos revueltos.

Entre éstos, el portavoz del Centro Islámico de Cataluña (CIC), que se atrevió a meter baza en la cuestión en una entrevista en Catalunya Ràdio. Otra vez, y otra, el colectivo esto, el colectivo lo otro... El caballero se despachó a gusto y acusó a la mediadora cultural de Cunit de liar una de bien gorda simplemente por ser una mala profesional, y alguna razón tendría quien quiso echarla del pueblo, insinuó. El personaje mostró sobradamente no saber lo que decía y no haberse leído el auto del juez. Al final confesó que sólo sabía lo que le habían contado en la mezquita de Cunit, donde ejercen (qué casualidad) el imán agresor y sus secuaces. Pues, mal, muy mal. Y a ver si se entera, caramba, que no se juzga a un colectivo, sino a un personaje en concreto, y no por lo que piensa o por cómo vive, sino por lo que le hizo a otra persona. Que piense y viva como le dé la real gana, pero que deje a los demás en paz, no es más que eso.

Pero ¡venga a remover las aguas!

Otro caballero, Àngel Colom, responsable de Inmigración de Convergència i Unió (Dios nos pille confesados), aprovecha para pescar un poco él también en estos lodos. Este personaje, famoso por su relación (confusa) con el señor Millet, ha señalado al imán de Cunit y al de Lleida (Lérida) por su radicalismo y por no respetar los valores de la sociedad catalana. Añade tan contento que se le debería expulsar de Cataluña [al imán de Lérida]; como mínimo, se le debería prohibir que dirigiera una asociación y eso las leyes actuales no lo permiten. Convergència [i Unió] hará lo posible para modificarlas en este sentido, añadió. Cuentan que el señor Colom y el imán de Lérida se las han tenido y que Colom califica al imán en cuestión de integrista, fundamentalista y peligroso, y de fomentar la desigualdad de género (será de fomentar un género de desigualdad, supongo, la sexual).

No defenderé las ideas del imán de Lérida, que me horrorizaría compartir y detesto, pero defiendo que la ley es la ley y que mientras no se cometa delito, no se puede acusar a nadie por pensar diferente y tener una identidad que no es como la que a mí me gustaría que fuera. Hay que joderse, y este joderse se llama democracia.

Además, ¿qué valores son ésos de la sociedad catalana? ¿Y quién dice qué valores son? Un párroco de la vieja escuela ¿comparte esos valores? ¿En qué se diferenciaría un párroco de la vieja escuela y un imán como los mencionados si tuvieran que vérselas cada uno de ellos con una de esas asistentes sociales que reparten preservativos para prevenir embarazos entre adolescentes y discute abiertamente de los problemas relacionados con el sexo con las chicas de un barrio obrero? ¿Tendríamos que expulsar también a los párrocos? Alguno firmaba ahora mismo, pero no, no es eso.

Los valores de cada uno vienen determinados por la propia identidad, y ésa és libre (parcialmente, al menos), porque yo tomo tales o cuales señas de identidad de mi entorno, tales o cuales valores y voy construyéndome a mí mismo, constantemente, un día sí y otro también. Hoy soy así y mañana, asá. Soy yo mismo y uno diferente cada día que pasa. Quien quiera juzgarme y condenarme por mis valores, atenta contra mi libertad y mi persona.

Ahora bien, en el momento en que alguien intente imponerme sus valores y su identidad sin mi permiso, sin hacer uso de la razón, sino empleando la fuerza... Ah, sí, en ese momento que caiga sobre él la cólera del Estado y la condena pública, que para algo está, y que lo dejen para el arrastre. Se trata de eso, no de otra cosa.

Mejor gordo que tonto

Leo y me pasmo. Unos investigadores británicos del Medical Research Council han publicado un artículo en el European Journal of Cardiovascular Prevention and Rehabilitation donde afirman que el coeficiente intelectual es un factor de riesgo en la aparición de enfermedades cardiovasculares. Afirman que el primer factor de riesgo es el tabaquismo (qué novedad), seguido de un coeficiente intelectual bajo, un sueldo bajo, una presión (sistólica) alta y poca actividad física. En otras palabras, fumar, ser tonto y trabajar en una oficina como administrativo es lo peor que puede pasarle al corazón de uno.

Sin embargo, cuidado. Los periodistas no consideran los intríngulis estadísticos del asunto porque la nota de prensa de los investigadores apenas los menciona, y el titular es muy goloso: mejor gordo que tonto. En efecto, ser tonto parece que es un factor de riesgo más alto que ser gordo, pero ¿por qué se es tonto? Ahí está el quid de la cuestión: un problema típico de correlación. Quizá por una nutrición deficiente, quizá por una enfermedad. En los países desarrollados, los pobres comen peor que los ricos: ingieren más grasas y menos verduras. También son más tontos, porque las familias pobres dedican menos esfuerzos al desarrollo intelectual que las familias ricas. Etcétera. Decir que los tontos sufren más del corazón que los listos, sin más, parece la excusa del feo cuando ve que su novia se larga con el guapo, pues son los tontos los que se comen el pastel en este mundo. Véase un gobierno estándar al uso y compruébese.

Sin embargo, no lucharé por despejar los malentendidos. Hemos conseguido que el tabaco comience a verse mal. Quizá el riesgo de infarto impulse a los gobiernos a promover la cultura y la inteligencia. Pero sería de tontos creer una tontería semejante, que dejo ir como un chiste.

Con pies ligeros

Mi poeta favorito prefería el aire frío, límpido, enrarecido de las alturas, de ahí donde sólo resta abrir las alas y echarse a volar. Estos días, el aire es frío, límpido, quizá no esté enrarecido, y de vuelta a casa, a la luz del ocaso, arrebujado en un abrigo que no está para mucho invierno, conjuro el instante que el mismo poeta consideró perfecto, la siesta de un mediodía de verano. Quizá no esté hecho para volar, ni para aires enrarecidos, pero reconozco que la añoranza de la siesta me hace bailar con pies ligeros, querido Zaratustra.

A vueltas con la alcaldesa de Cunit

Ferran Balsells vuelve a publicar en El País el último y lamentable capítulo del cuento de despropósitos protagonizados por la alcaldesa de Cunit, y senadora, Alberich, un personaje de probada incompetencia personal y profesional.

El penúltimo fue la renovación de la orden de alejamiento del señor juez, que menciona y avisa explícitamente al Ayuntamiento de Cunit para que no vuelva a quebrantarla. La lectura de la orden de alejamiento habla por sí sola, me remito a ella. Apareció esta semana en casi todos los periódicos. Pone los pelos de punta lo que pasó la pobre empleada municipal, que encima tuvo que aguantar con el proceder de la alcaldesa y senadora de marras.

Decía que el último capítulo de esta lamentable historia es un panfleto que la agrupación del PSC de Cunit ha enviado a sus vecinos. Copiaré el texto del panfleto, incluyendo sus faltas gramaticales y ortográficas (búsquenlas).

«Debido a las declaraciones y noticias aparecidas en diversos medios de comunicación durante los últimos días, la agrupación de Cunit del Partit dels Socialistes de Catalunya MANIFIESTA»

»Nuestra compañera, Alcaldesa de Cunit y Senadora, Judith Alberich, se ha caracterizado siempre por una acción política en defensa de aquellos valores que sostienen las políticas socialistas sobre inmigración, defensa de los derechos de la mujer y, de forma prioritaria, aquellas políticas que promueven, de forma amplia, la igualdad, la tolerancia y la justicia social. Su trayectoria en el Partido Socialista y en la gestión municipal pone de manifiesto su credibilidad como política y como persona.»

»Algunos medios de comunicación han querido transmitir, durante los últimos días, una falsa sensación de conflicto social en Cunit. Nada más lejos de la realidad. En Cunit no ha existido ni existe conflicto entre los diversos colectivos que la configuran. El colectivo magrebí, como el resto de colectivos, conviven de forma natural en nuestro municipio, de tal forma que podemos ver por nuestras calles una amplia diversidad de mujeres musulmanas: con velo, sin velo, con pantalones, con faldas, etc. Una muestra de normalidad democrática.»

»Los partidos de la oposición en Cunit (CiU, ERC i ICV), con la complicidad del presidente de la Federación de Vecinos, hombre de Esquerra Republica
[sic], están actuando sin la responsabilidad política y social que se les debería exigir. Están manipulando un conflicto privado entre la mediadora cultural y el imán para elevar al plano político un fenómeno tan sensible como el de la inmigración, con el objetivo de obtener rentabilidad electoral.»

»Desde el Partit dels Socialistes de Cunit queremos reprobar cualquier intento de manipulación política de unos hechos que se sitúan en el terreno judicial. Manifestamos nuestro total respeto a la justicia y nuestro rechazo a cualquier forma de violencia social, física, psicológica..., y ponemos de manifiesto nuestro más firme apoyo a las víctimas que las sufren.»

»Nuestro municipio está liderado por una persona políticamente preparada, reflexiva, humana, sensible a las injusticias y que apuesta por la resolución de conflictos para evitar, en la medida de lo posible, la judicialización de la convivencia. Judith Alberich cuenta con el apoyo firme e incondicional de la Agrupación Socialista de Cunit.»


¡Olé! ¿Quién lo ha escrito?
Porque, no nos confundamos, la cuestión de fondo es que una empleada municipal, por ejercer las funciones que correspondían a su puesto de trabajo, resultó amenazada, coaccionada y perseguida por una serie de personajes que tienen nombre y apellidos, no por un colectivo. No se trata de un conflicto social, ni de la cuestión de la inmigración (que presumo compleja en Cunit), sino de un comportamiento delictivo de una persona y sus secuaces.

Cuando la empleada municipal comenzó a hacer su trabajo, esos personajes se le echaron encima, porque vieron amenazada una posición de privilegio tolerada hasta entonces por las autoridades municipales. Tú ocúpate de los tuyos y yo me ocuparé de los míos, ése era el trato, y la empleada municipal se interpuso en esta relación de complacencia mutua. Se me ocurre preguntar ¿quién había elegido al imán para representar a nadie? Hay mucha oscuridad en esta relación política.

Por eso, a la violencia del imán y sus secuaces hay que sumar el comportamiento de la alcaldesa y senadora: tú eres el problema, se trata de un asunto personal, retira la denuncia, estás judicializando la convivencia, si quieres te buscamos otro trabajo en cualquier otra parte, buen rollito del bueno. Ningún tribunal juzga a la alcaldesa y senadora. Ojalá lo hiciera, pero ya se sabe: un comportamiento vil y canalla no tiene por qué ser delito. Es más, una maldad horrenda puede nacer de un montón de buenas intenciones, incluso legítimas. No digo que sea el caso.

En fin, que les vaya bien con su conciencia.

Dos horitas

Cuentan que una estadística sobre los usos y costumbres sexuales de los españoles dice que dedicamos dos horas a la semana al sexo, y que más de la mitad de la población... no tiene ganas. Las prisas, el estrés, esto, lo otro, lo de más allá, se excusan, pero no les apetece. En el coito, fingen ellos y ellas, y sólo uno de cada diez acude al médico si tiene un problema en los bajos. Con todo, los muy satisfechos son mayoría y sumados a los satisfechos se supera el 80% de la población. El otro 20% no se come un rosco.

¿Miente la población? Más que respira, dicen los expertos.

La empresa que patrocina el estudio vende citrato de sildenafil y se frota las manos, viendo el negocio.

¿Qué libro quisiera (re)leer?

Los señores lectores de El cuaderno de Luis han respondido amablemente a esta cuestión. El resultado de la encuesta ha sido el siguiente:

La menos apetecible ha sido una gran novela clásica, soberbia, La educación sentimental, de Gustave Flaubert, que se ha llevado un 5% de las preferencias de nuestros lectores.

Le sigue un libro que tiene más de poesía que de filosofía, Así hablaba Zaratustra, de Friedrich W. Nietzsche, que ha sido la obra escogida por un 15% de los participantes.

Empatan dos grandes monumentos literarios, con un 21% de los votos: la cólera de Aquiles y en qué acaba, que narra La Ilíada, de Homero, y la madre de todas las novelas modernas y contemporáneas, El Quijote, de Miguel de Cervantes.

Gana, con un 36% de los votos, un libro de poesía de Manuel Machado, Campos de Castilla. En honor al ganador, unos versos.

El Dios que todos llevamos,
el Dios que todos hacemos,
el Dios que todos buscamos
y que nunca encontraremos.
Tres dioses o tres personas
del solo Dios verdadero.


Llueve

Dijeron que llovería. Llueve. Con persistencia y abundancia, para lavar el recuerdo de un fin de semana límpido, claro y brillante, para devolver al lunes el lustre que le corresponde. Llueve, pues, porque es preciso que llueva, o porque sí.

El color del sol


No me pregunten por qué, pero la obra de Andrea Camilleri me sienta bien y me agrada leerla. El color del sol (Il colore del sole) no es una novela policíaca, ni nada por el estilo, por mucho que la publicidad insista en ello. Mis particulares libreras comentan que el libro se vende solo, por el famoso boca-oreja. A mi entender, es una mezcla entre narrativa y ensayo, un meterse en la cabeza de Caravaggio que resulta muy interesante (especialmente para los caravaggistas).

Hace unos años, se invitó a Camilleri para que escribiera cuatro líneas sobre unos cuadros de Caravaggio expuestos en el Kunst Museum de Düsseldorf en 2006 y 2007.

Véase
http://www.museum-kunst-palast.de/UNIQ126562113402089/SES31122187/lang1/doc375A.html.

De esa invitación, este librito, que va más allá del encargo. El relato cuenta que el autor (Camilleri), en circunstancias que no pienso revelar, tiene acceso a unas notas manuscritas por el propio Caravaggio. El autor copia unas cuantas, que forman el núcleo del libro. Corresponden, estas notas, al final de la vida del pintor, a los dos años que pasó entre Malta, Sicilia y Nápoles.

La parte aventurera del relato (la aparición de los manuscritos) es la más floja; para mí és casi prescindible. Las anotaciones de este imaginario Caravaggio, en cambio, son magníficas. Se ajustan a lo poco que sabemos del pintor y tienen un aire de verosimilitud y poesía que honra la pluma de Camilleri. Aunque sea un Caravaggio imaginario, es un retrato psicológico interesantísimo que bien pudiera ser cierto.

Es una buena lectura, sin más, breve y concisa, un bello ejercicio de escritor.

Reforma polémica



Una vez más, una reforma arquitectónica pone los pelos de punta. En teoría es una restauración; en la práctica, una nueva fachada marítima. La víctima, en este caso, es el pueblo y la villa de Sitges, que se lleva las manos a la cabeza cuando descubre el proyecto de reforma de los museos Maricel y Cau Ferrat.

El museo Cau Ferrat es en sí mismo una pieza de museo, pues nace de la abigarrada y caótica colección de Santiago Rusiñol, poeta, bohemio y pintor. La disposición de las piezas satisface el capricho del coleccionista; la distribución no tiene sentido museístico, sino estético. La reforma ¿pondrá fin a este placentero desorden? La museística moderna ¿destrozará el espíritu de la colección? Temo lo peor.

Sin embargo, esta reforma del museo no es la que preocupa a la población. Los villanos se muerden los puños por la reforma arquitectónica de la fachada posterior o marítima. La reforma cuenta con el beneplácito municipal y de las autoridades correspondientes de la Generalidad de Cataluña y el arquitecto, Hernández-Cros, asegura que cubrir la fachada marítima con una nueva piel de cristal y situar las rampas en el exterior es la única manera que se le ocurre de cumplir con la actual normativa de acceso a minusválidos. Según este arquitecto, sólo había dos opciones: o trinchar (sic) los edificios por dentro (instalando rampas, ascensores, etc.) o desgraciarlos por fuera.

El arquitecto Hernández-Cros es un gran experto en arquitectura de Barcelona (ha publicado una célebre guía arquitectónica) y entre otras cosas se ha atrevido a restaurar o retocar la Pedrera de Gaudí. Trabaja en el proyecto desde 2007. Me remito a las fotografías para mostrar su propuesta, consistente en una doble fachada; la interior, pintada de blanco, por mantener la imagen; la exterior, de cristal; entre las dos fachadas, rampas de acceso a las diversas plantas del edificio. Compárenla con la fachada existente.

Los que se oponen al proyecto, esgrimen que la fachada es un bien patrimonial protegido, y que el Catálogo del Patrimonio aceptaría una fachada restaurada, no una nueva fachada. Además, esgrimen que la propuesta arquitectónica es fea, y semejante razón no admite muchas discusiones. Se han enrocado, vamos.
Véanse algunos opositores al proyecto en
http://www.plataformasitges.blogspot.com/.

En honor de la verdad, los museos Maricel y Cau Ferrat daban pena y necesitaban una mano de pintura. La fachada que da al mar está que se cae (literalmente) y cualquier día de éstos, si no se hace nada y deprisa, nos encontramos con las colecciones haciendo compañía a los peces. Hay que hacer algo y hacerlo ya. Pero ¿había que hacer esto? Ésa es la pregunta.

¿Qué pienso? Mi opinión no cuenta demasiado, lo sé, pero me apena profundamente que desaparecerá parte de un paisaje de mi infancia y juventud, que es eso que llaman patria, la que forma tus recuerdos. Algunos momentos de íntima felicidad los he pasado flotando en el mar, contemplando esa fachada que se caía a pedazos, encalada y caótica. La echaré de menos. Cuando paso por Sitges y doy un vistazo alrededor, contemplo el destrozo causado por los promotores urbanísticos con el beneplácito del ayuntamiento y los villanos durante estos últimos diez años. Atila era un santo comparado con ellos. Ya nada es lo mismo.

¿Los valores? ¿Qué valores?

El pasado jueves, el PSC de Tarragona organizó un acto de apoyo y homenaje a la alcaldesa de Cunit, y senadora, Alberich, que se ha hecho famosa por intentar evitar la detención de un personaje que acosaba, amenazaba y coaccionaba a una mediadora municipal, por darle cuerda negociando directamente con él, sin contar con su mediadora y violando las órdenes de alejamiento del juez, por no considerar que la agredida fuera ultrajada por ese tipo por no taparse la cara, conducir un automóvil o tratar de tú a tú con personas de otra religión, por intentar mantener el poder que ejercía ese fulano sobre la comunidad inmigrante, poder que ejercía sin haber sido elegido por nadie, por negar el apoyo personal o institucional a esa trabajadora municipal, por proponer a la sufrida y maltratada trabajadora que se largara con viento fresco, pues la alcaldesa y también senadora sostenía que todo el problema había sido culpa de esa mencionada trabajadora, por denunciar a los canallas que pretendían extorsionarla.

El señor Sabaté, delegado de la Generalidad de Catalunya en la provincia de Tarragona, alabó a la alcaldesa, senadora y polémica Alberich por, agárrense, defender los valores socialistas. Delante de cien militantes de Tarragona, añadió que el partido aprobaba y apoyaba su actuación en este asunto.

¡Manda huevos! ¿Adónde iremos a parar?

Efectos secundarios

La revista Medical Hypotheses propone un espacio de debate para que los médicos y científicos expongan teorías poco convencionales y analicen su validez terapéutica o científica. Como dijo el señor Popper, el progreso de la ciencia tiene mucho que ver con la imaginación y la poesía, y Medical Hypotheses se ofrece a ello.

La revista ha publicado recientemente un artículo de John Zenian sobre una neuropatía frecuente, el síndrome del túnel carpiano que ha provocado cierto revuelo. Esta neuropatía consiste en el pinzamiento del nervio que atraviesa la muñeca y llega hasta los dedos: provoca dolor, falta de sensibilidad, etc. El doctor Zenian propone que el incremento estadístico del síndrome del túnel carpiano durante los últimos diez años entre los varones (significativo, porque el síndrome es más frecuente en las mujeres) responde al incremento de la actividad sexual de los varones mayores de cincuenta años.

Según esta hipótesis, la comercialización del citrato de sildenafil (más conocido como Viagra©) ha provocado que un número cada vez mayor de varones entraditos en carnes y de edad avanzada se atrevan a darle gusto al cuerpo, sobrecargando las muñecas, dice el doctor, en la llamada postura del misionero. Ese ejercicio frenético y apasionado maltrata las articulaciones y de tales causas, tales efectos, sostiene.

El artículo ha sido contestado en varias publicaciones médicas y la polémica está servida.

Felicidades, Jaguar


Jaguar cumple 75 años. Muchas felicidades, campeón.

Causa y efecto

Hecho: Existe una correlación estadística probada por las autoridades de Tráfico que asegura que un incremento del paro de un 1% reduce los accidentes de tráfico en un 1,4%.

Análisis optimista: Algún beneficio se obtiene de la crisis.
Análisis pesimista: Salir de la crisis nos costará algunos muertos.

El hombre que camina ¿hacia dónde?


L’Homme qui marche (El hombre que camina), un bronce de 1,83 metros de alto del artista suizo Albert Giacometti, se ha vendido en una subasta por la apabullante cantidad de 74,2 millones de euros, céntimo más o menos. En Sotheby’s, la casa de subastas, no acaban de creérselo (o eso dicen, por disimular), puesto que ha batido la marca absoluta del precio pagado en público por una obra de arte. L’Homme qui marche era parte de un proyecto inacabado de Giacometti, pensado para la Chase Manhattan Plaza, de Nueva York. Curiosamente, la escultura pertenecía a otro banco, alemán, el Commerzbank. El comprador es todavía anónimo.

Una vez más, las obras de arte del siglo XX se imponen sobre las demás. Entre las diez obras por las que más se ha pagado últimamente, sólo hay un Rubens; el resto son obras de Picasso, Warhol, Pollock... Entre las obras que quieren batir la marca de Giacometti, que se anuncian en los foros de arte de todo el mundo, se insinúan cifras de cien millones de dólares para obras post-impresionistas, mientras apenas pasan de los treinta millones de dólares las obras anteriores al siglo XIX. Quizá sea una moda, quizá sea que el mercado del arte adquiere los vicios de los mercados financieros y prima lo inmediato frente a los bonos del Tesoro. También pudiera ser que las buenas piezas clásicas ya estén en los museos mientras las obras contemporáneas andan por ahí buscando un hogar, pobrecitas. Quién sabe.

Il Gattopardo


Lampedusa dejó escrito en su testamento que se consideraría personalmente insultado si Il Gattopardo se publicaba pagando la familia la edición de su bolsillo. No hizo falta que se removiera en su tumba, porque Feltrinelli publicó el manuscrito y se ha convertido, con el pasar del tiempo, en un clásico de la literatura italiana y universal.

El príncipe de Salina tiene cuarenta y cinco años y es un señor feudal de la vieja escuela, un caballero ilustrado y sensual, y temeroso de un Dios que trata de igual a igual. Ahora se enfrenta a la lenta, inasible, imperceptible decadencia de su estirpe y su mundo. En verdad, se enfrenta a su propia decadencia. La monarquía napolitana cae bajo el impulso de la unificación de Italia, surgen nuevos ricos, oportunistas, pescadores en aguas revueltas que Salina acepta como un molesto peaje, pues sostiene que todo tiene que cambiar para seguir lo mismo. Pero a él le salen canas y sus hijos ya no son los niños que fueron, y la novela es, en sí misma, una metáfora entre lo viejo, lo nuevo y lo mismo.

No es una novela política, sino un ejercicio de sutil ironía, de elegancia. Un hombre magnífico (un Hércules Farnesio, dice de él el autor) se enfrenta a su propio fin y al fin de una manera de comprender y vivir el mundo. La historia del Gatopardo transcurre con la lentitud y la belleza propia del paisaje siciliano, nítido, brillante, en apariencia simple, pero saturado de matices sutiles, de aromas y perfumes, de amor, de muerte. La enérgica alegría y la persistente melancolía compiten en el paisaje del sentir de Salina, que es el paisaje de su patria, Sicilia.

Lean Il Gattopardo, que aprenderán mucho de la condición humana y del buen hacer de un escritor.

Gente con estudios

Entre los currícula de los políticos españoles en activo abundan los que tienen estudios de esto y lo otro. En otras palabras, son políticos que comenzaron y abandonaron una licenciatura, pero presumen de esos estudios, por no ser menos que el vecino. La dedicación a la política les ha permitido prescindir de una sólida formación académica y en muchos casos, de una brillante carrera profesional. Sin ir más lejos, la alcaldesa (¡también senadora!) de Cunit es una persona con estudios de Ciencias Políticas, que combinaba con un trabajo como administrativa en una gestoría. La actividad política le permitió prescindir de la licenciatura, mejorar su tren de vida y conocer mundo, y su caso es relativamente frecuente.

Así, por ejemplo, el Presidente y el Vicepresidente del Parlamento de Cataluña sólo tienen estudios, y las tres cabezas visibles del Tripartito suman una licenciatura en filología y dos personajes con estudios. Ninguno de ellos ha destacado en una carrera profesional ajena a la política. Pero ¡ánimos! Hay tres consellers que son doctores y dos más con dos carreras universitarias cada uno.

¿Qué libro no quisiera leer ahora (quizá nunca)?

El autor de estas líneas gasta muy mala leche y algunas veces pone a sus lectores en un brete, comprometiéndolos con preguntas realmente estúpidas. Ésta es una de ellas: ¿Qué libro no quisiera leer ahora mismo (quizá nunca)? Es posible que el autor quisiera poner a prueba una tesis de Nietzsche: no es más sabio el que sabe más cosas, sino el que decide qué cosas no quiere saber. El autor es un tipo bastante raro.

El Ulises, de Joyce, se llevó el 4% de los votos. Es una novela que narra la vida del señor Bloom el 16 de junio de 1904, haciendo de su vivir un presunto de la Odisea de Homero. Con respecto a esta novela, la población de lectores del ancho mundo se divide en dos grandes grupos y una minoría. El primer grupo no la ha leído, pero asegura que es un pastiche, una mierda, tal cual. El segundo grupo tampoco la ha leído, pero asegura que es la mejor novela en lengua inglesa del siglo XX, que no es poco. La minoría ha leído Ulises, pero calla cuando le preguntan, por no verse en medio del fregado entre ambos grupos mayoritarios.

El pensamiento postmetafísico, de Habermas, obtiene un 8% del desprecio de los lectores. El título ya echa para atrás, aunque promete mucho. Sin embargo, Habermas tiene fama de ser uno de los escritores más crípticos que parió madre, y su lectura provoca jaquecas y desórdenes estomacales incluso en pequeñas dósis. Se explica de tal manera que una obviedad parece profunda, y nadie se atreve a levantar la mano para preguntar qué ha dicho exactamente, no fueran a volvérselo a explicar.

La opus magna del inefable Heidegger, Ser y Tiempo, se lleva el 13% de los votos. A nadie le apetecen las cuatrocientas cincuenta páginas de relación entre el tiempo y el ser, que es siendo, en el tiempo, como es evidente, pues si fuera cuando no es, o no fuera cuando es, no sería, o poco más o menos. No se oculta el mérito a pasar por genio con semejante majadería.

El 30% de los votos se los lleva Hegel, con su Fenomenología del Espíritu. Me ahorro los comentarios y me remito a Schopenhauer, que rebate a Hegel en un pispás, además de llamarle de todo menos guapo. La Fenomenología del Espíritu es uno de esos libros que provocan desazón.

El libro que menos apetece leer a mis lectores es el de las Memorias, de Jordi Pujol i Soley, que provoca un rechazo del 43%. Supera a Hegel, lo que tiene su mérito, quizá por aburrido... Hasta el momento, sólo se han publicado dos terceras partes de sus Memorias, dejándonos a todos en 1993. Pujol no escribe sus memorias, sino que habla, habla y habla y Manel Cuyàs, un periodista de El Punt, transcribe lo que puede y como puede, suprimiendo toses y guiños. Por si alguien no tiene noticia de ello, el señor Pujol es aquel político que consiguió mantenerse veintitrés años como President de la Generalidad de Cataluña (lo que no es fácil) justo antes del trístemente famoso Tripartito. Durante su mandato, consiguió que un país con un gran potencial cultural e industrial, bastante por delante del resto de España, pasara a ser un país normalito, en la media en economía, en la cola en educación, tarea en la que también se ha empeñado el actual gobierno. Creó el pujolismo y una costumbre insólita en los países democráticos, el avui no toca. Mucha gente lo echa de menos y considera que es un personaje entrañable, mientras los analistas políticos insisten en apuntar que todavía vivimos a remolque del pujolismo, con todo lo bueno y lo malo que se deriva de ello. Sus memorias son soporíferas, aunque el personaje es interesantísimo y resume qué nos ha pasado y porque estamos como estamos.

Consecuencias imprevisibles

La prensa ha anunciado que Charles P. Brainbridge, de Oxbridge, Massachussets, es el hombre más anodino del mundo. El anuncio ha puesto fin, súbitamente, a la condición del señor Brainbridge.

Buen rollo, mal rollo (y van tres)

Estos días, sigo con mucha atención las crónicas que Ferran Balsells escribe para El País sobre el lamentable asunto de la mediadora cultural del Ayuntamiento de Cunit. El periodista denunció que esta mediadora, la señora Ghailan, había sufrido amenazas, coacciones y violencia, y que el asunto había acabado en los tribunales. El imán de Cunit, su mujer, su hija y el presidente de una asociación islamista del pueblo se enfrentan a penas de dos a cinco años de prisión. A primera vista, parece que se trata de una cuestión religiosa: el imán pide que despidan a la señora Ghailan porque no lleva velo, viste pantalones y se relaciona con infieles. Como no la despiden, la acosa y azuza a la población contra ella y su familia. ¿Una cuestión religiosa? Muchos musulmanes de la población afirman que es una cuestión de poder: el imán pierde influencia sobre la población marroquí, quizá también dinero, si una trabajadora del municipio ayuda a los recién llegados a reconstruir su vida... gratuitamente. Los musulmanes que presenta Balsells son gente normal y corriente que contempla con recelo la labor del imán. Un verdadero creyente no se comportaría así, afirman. Si no es capaz de convencer con la palabra, no sirve como imán, dicen. Es una cuestión de poder, concluyen, como ya he dicho.

Estos conflictos son habituales en el ámbito de la inmigración. Se resuelven con paciencia y con justicia, con la ley en una mano y el respeto en la otra, y todos salen ganando. En cualquier caso, la autoridad tiene que mantenerse firme en la defensa de los derechos de las personas y en la aplicación de la legalidad vigente.

Pero la alcaldesa de la población, la senadora (¡también es senadora!) Alberich, retiró todo su apoyo a la mediadora social, a la que acusó de crear problemas y de ser ella misma un problema, por no ceder ante las amenazas del imán. Pero ¿qué es esto? ¿Dónde se ha visto? No contenta con semejante vileza, hizo lo posible por evitar el arresto de los acusados y se negó a renovar la orden de alejamiento, que quebrantó convocando una reunión con los acusados a pocos metros del despacho de la señora Ghailan. De hecho, mantenía reuniones periódicas con los acusados, a los que consideraba los únicos interlocutores válidos. Me parece a mí que la alcaldesa (¡y también senadora!) ha causado mucho daño a la víctima, a la justicia y a la reputación del municipio, y se ha mostrado claramente inepta para el ejercicio de una responsabilidad pública, sin entrar a valorar cuestiones éticas.

En sus reportajes, Balsells deja que los hechos y las personas hablen por si mismas, y no hay más que leer la entrevista que le hizo a la señora alcaldesa (¡y senadora!) para comprobar que no da la talla para un cargo público. Miente, se contradice, niega lo evidente, acude a lugares comunes, asegura que obró con buenas intenciones... para acabar causando más mal que bien. Para llevarse las manos a la cabeza, vamos. La entrevista que hoy dedica a la señora Ghailan es todo lo contrario. Muestra a una mujer responsable, firme en sus convicciones, que sabe qué tiene entre manos, valiente, pero también triste y destrozada por la traición y la miseria con que se ha visto obsequiada por la autoridad municipal. La alcaldesa lo ha sabido todo, siempre, dice. Ella siguió reuniéndose con ellos, pero nunca me explicó de qué hablaban. [...] Su mediación se resume en que si yo retiraba la denuncia se acabaría todo. Dijo que todo era por haber denunciado al imán. Éstas fueron sus palabras. [...] Me han dicho que si quiero irme de aquí me facilitarán las cosas. Les he dicho que no, que no tengo por qué marcharme. Si la alcaldesa quiere despedirme, que lo haga. Primero está mi dignidad. ¡Brava!

Después de leer todas las crónicas del señor Balsells, renuncio al adjetivo pánfila para calificar a la alcaldesa (¡y senadora!) de Cunit. Creo posible, lamento, que no haya infringido ninguna ley, pero seguro que su buen rollo merece una severísima censura. Me reservo qué adjetivos le reservo en la intimidad: sería muy desagradable enunciar en público qué pienso de ella, ahora mismo. ¡Qué mal rollo!

Pronóstico

El meteorólogo anunció a bombo y platillo que Barcelona amanecería nevada, nubosa, encapotada, fría y gris. Hace frío, no diré que no, pero luce un cielo azul clarísimo y la nieve, puf, se esfumó. Se esfumó o no llegó a caer, no sé, no puedo asegurarlo, porque estaba en la cama, soñando con el lunes que se me echaba encima, ajeno a los incidentes atmosféricos. De camino a la oficina, he preguntado por la nieve. ¿Es posible añorar algo que no ha ocurrido? Me temo que sí.

P.S. (horas más tarde). Mi hermano, que vive en Gerona, me ha llamado para chincharme y hacerme rabiar. Gerona ha amanecido con una capa de nieve, espolvoreada de blanco como si se tratase de un gigantesco bizcocho azucarado. Ha dicho que en Olot la capa de nieve era más notable, y que los campos han amanecido silenciosos y sutiles, como siempre que despiertan nevados. En Barcelona, un sol alegre y burlón se ríe de mis anhelos.